Tiempos fuertes

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Tres Llamadas: III Lunes de Cuaresma

Tres Llamadas: III Lunes de Cuaresma

El agua evoca el bautismo. Esta mediación sacramental, por humilde que sea, concede el don de la filiación divina y limpia los pecados. Se podría considerar cómo la providencia de Dios se vale de lo pequeño, de lo humilde, como una sierva extranjera, o del agua de un pequeño río. Pero en el contexto cuaresmal, las lecturas señalan la noche de Pascua.

Tres llamadas: III Domingo de Cuaresma

Tres llamadas: III Domingo de Cuaresma

Hay textos bíblicos que se comprenden mejor si se leen en un entorno más amplio. Aunque pueden tener un sentido literal, se abren a un significado espiritual más hondo. El pasaje del Evangelio en que se describe el encuentro de Jesús con la samaritana, es uno de los ejemplos más emblemáticos

Tres llamadas: II Sábado de Cuaresma

Tres llamadas: II Sábado de Cuaresma

¡Qué distinto es el Dios revelado de la proyección que podemos hacer de Él basándonos en nuestra imaginación! Nunca comprenderemos hasta qué punto ama Dios a su criatura. Hasta ha sido capaz de morir por ella.

Tres llamadas: II Viernes de Cuaresma

Tres llamadas: II Viernes de Cuaresma

Hay historias que no se comprenden  hasta que se ve, al final, el desenlace. Desde la cumbre del camino espiritual, lo que se creía desgracia, pasado el tiempo, se descubre como hecho providente.

Tres llamadas: II Jueves de Cuaresma

Tres llamadas: II Jueves de Cuaresma

La concordancia de las lecturas nos señala dónde buscar la felicidad. La dicha y la bienaventuranza nos acontecerán si confiamos en  el Señor y si hacemos oídos sordos a las insinuaciones del Tentador, o de aquellos que viven de espaldas a Dios.

Tres llamadas: San José

Tres llamadas: San José

Dios no improvisa; su acción sigue un plan providente, diseñado desde antiguo. En Abraham, en David y en los profetas se adelantan los últimos tiempos, y cobran sentido desde el acontecimiento de la Encarnación.

Retornos (IV Domingo de Cuaresma)

Retornos (IV Domingo de Cuaresma)

La Palabra nos invita, en la mitad del camino cuaresmal, a acrecentar la esperanza, porque es posible recuperar el santuario de nuestro corazón, de manera semejante a como aconteció en tiempos del exilio. “El Señor, el Dios de los cielos, me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!» (2 Cró 36, 22-23).

La justificación (III Sábado de Cuaresma)

La justificación (III Sábado de Cuaresma)

Es natural que deseemos adquirir el título por el que sentirnos justificados, como si eso se consiguiera por nuestros méritos y no por concesión de Dios, por su gracia. Pero debemos ser conscientes de la gratuidad, que no hemos merecido, que ha tenido el Creador con nosotros al darnos la vida y al redimirnos del pecado.

Tienen orejas y no oyen (III Jueves de Cuaresma)

Tienen orejas y no oyen (III Jueves de Cuaresma)

Impresiona la denuncia del profeta de quienes, habiendo sido testigos de tantos prodigios como el Señor hizo con ellos, desoyeron sus mandatos y tomaron el camino independiente de la voluntad divina. “Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero no me escucharon ni prestaron oído” (Jr 7, 25)

Los caminos del Señor (III Viernes de Cuaresma)

Los caminos del Señor (III Viernes de Cuaresma)

Sé que no hay senda más segura para llegar a alcanzar la felicidad posible en esta vida que seguir la voluntad de Dios, revelada en las Sagradas Escrituras y concentrada en sus mandamientos. “Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos” (Os 14, 10).

Humildad y humillación (III Martes de Cuaresma)

Humildad y humillación (III Martes de Cuaresma)

Los textos sagrados de este día nos permiten ver las dos caras de una moneda: por un lado la bondad de Dios, que siempre perdona y acoge la súplica humilde de quien está angustiado, y por el otro lado, el posible cinismo, actitud humillante, de quien, habiendo sido perdonado, no tiene entrañas de misericordia para quienes conviven con él, y malversa el don del perdón recibido.