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Dios no puede decir mentiras

Dios no puede decir mentiras

 Mentir es el más pernicioso de los males, el más peligroso de los pecados, la peor de las blasfemias y el único pecado que puede ser imperdonable. Tal vez necesitemos que nos recuerden eso hoy, dada nuestra presente cultura, en la que corremos el riesgo de perder la verdadera idea de la realidad y la verdad. Nada resulta más peligroso.

Dolorosa muerte

Dolorosa muerte

Casi todos nosotros estamos familiarizados con la historia de Zorba el griego, sea por el famoso libro de Nikos Kazantzakis o bien por la película. Bueno, Zorba no fue un personaje de ficción. Fue una persona real, Alexis Zorba, quien tenía una personalidad y energía más grandes que la vida; y, cuando murió, le resultó muy difícil a Kazantzakis aceptar su muerte, incrédulo de que tales energía, vigor y color fueran mortales.

¿Qué espera de nosotros el amor en este momento?

¿Qué espera de nosotros el amor en este momento?

"Puedes asumir con seguridad que has creado a Dios a tu propia imagen cuando sucede que Dios odia a la misma gente a la que tú odias”. (Anne Lamott). Esas son palabras dignas de ser contempladas en todos puntos de la vertiente política y religiosa de hoy. Vivimos en un tiempo de amarga división. Desde las oficinas de nuestro gobierno hasta las mesas de nuestra cocina hay tensiones y divisiones sobre política, religión y versiones de la verdad que parecen irreparables.

Abandonar la iglesia

Abandonar la iglesia

¿Por qué hay tanta gente que abandona sus iglesias? No hay una única respuesta a esta pregunta. La gente es compleja. La fe es compleja. Los problemas son complejos.

Tratando de la parálisis emocional

Tratando de la parálisis emocional

Nuestra mayor fortaleza es con frecuencia nuestra mayor debilidad. La sensibilidad es un don; pero, como cualquier persona sensible te dirá, ese don puede ser una bendición híbrida. A veces, una piel tosca e insensible puede librarte de mucho sufrimiento, particularmente del dolor de corazón.

La noción de vocación

La noción de vocación

Fui educado en una generación que enseñó que Dios daba a cada uno de nosotros una vocación que vivir para siempre. En la característica religiosa de aquel tiempo, particularmente en la religiosidad romana católica, creíamos que nos ponían en esta tierra con un plan divino para nosotros, que Dios nos daba a cada uno una especial vocación que vivir de por vida.