Espacios

Home arrow_carrot 2right icon Espacios

Haciendo el amor con lo divino

Haciendo el amor con lo divino

Yo siempre he enseñado que hay cuatro principios no negociables para el discipulado cristiano: la fidelidad moral en nuestras vidas privadas, un compromiso con la justicia social, cierta implicación en la comunidad cristiana y un corazón tierno y bondadoso. Hacemos el amor con lo divino al vivir estos valores en nuestras vidas.

Teología y Espiritualidad: Escribir sobre ella o escribirla

Teología y Espiritualidad: Escribir sobre ella o escribirla

En el mundo de las artes hacen una distinción entre personas que crean una obra artística -un artista, un escultor o un novelista- y personas que escriben sobre artistas y sus obras. Tenemos novelistas y críticos literarios, artistas y críticos de arte, y ambos son importantes.

Lo que hacemos en privado

Lo que hacemos en privado

Nadie es una isla; en realidad, nadie está solo. Si eres una persona de fe o incluso alguien con un sentido intuitivo altamente afinado, sabrás que no hay cosa como un acto verdaderamente privado, para bien y para mal.

¿PUEDE VENIR ALGO BUENO DE OKARCHE OKLAHOMA?

¿PUEDE VENIR ALGO BUENO DE OKARCHE OKLAHOMA?

No basta con tener santos; ¡necesitamos santos para nuestro tiempo! Un comentario esclarecedor de Simone Weil. Los santos de antaño tienen mucho que ofrecer; pero miramos su bondad, su fe y su abnegación y nos resulta más fácil admirarlos que imitarlos. Sus vidas y sus circunstancias parecen tan alejadas de las nuestras que fácilmente nos distanciamos de ellas.

Adicción al trabajo y codicia

Adicción al trabajo y codicia

Sólo hay una adicción por la que se nos alaba: el exceso de trabajo. Con cualquier otra adicción, los interesados buscan meterte en una clínica o en un programa de recuperación, pero si tu adicción es el trabajo, generalmente se ve como una virtud. Sé de lo que hablo.

Derrochando la misericordia de Dios

Derrochando la misericordia de Dios

Poco después de la ordenación, haciendo un trabajo de sustitución en una parroquia, me encontré en una rectoría con un santo y viejo sacerdote. Tenía más de ochenta años, estaba casi ciego, pero era muy solicitado y respetado, especialmente como confesor. Una noche, a solas con él, le hice esta pregunta: "Si tuviera que volver a vivir su sacerdocio, ¿haría algo diferente?"

Celebrando cincuenta años de ordenación

Celebrando cincuenta años de ordenación

Hace cincuenta años, en un nublado y frío día otoñal, en el gimnasio de la escuela secundaria pública local, fui ordenado sacerdote. Más importante que el cielo gris, otra cosa marcó el acontecimiento. Esta fue una emotiva temporada para mi familia y para mí. Nuestros padres habían muerto (siendo aún jóvenes) exactamente un año y medio antes de esto, y nosotros aún estábamos algún tanto sensibles de corazón. En este marco, fui ordenado sacerdote.