Liturgia viva del XXXI Domingo del Tiempo Ordinario
Que Nuestra Vida Refleje la Historia de Dios
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Hermanos: Den gracias a Dios,
ustedes han oído su mensaje
por medio de su Hijo Jesucristo.
No es ninguna idea humana lo que la Iglesia proclama,
sino que es el mensaje mismo de Dios.
Este mensaje nos da fuerza cuando creemos en él.
Que Jesús, Palabra viva de Dios,
esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
¡Qué ridículo resulta cuando alguien que te guía se pierde él mismo! ¿Qué credibilidad puede tener el político que hace promesas y después no las cumple; el catequista que enseña religión, pero no va a la Iglesia; el sacerdote que predica justicia, pero no paga justa y hasta generosamente a sus empleados? Si queremos ser creíbles y dignos de confianza como miembros de la Iglesia, tenemos que vivir nosotros mismos tal como creemos, especialmente los líderes y ministros. – Aprendamos de Jesús, ahora en esta eucaristía.
Acto Penitencial
Pidamos perdón al Señor y a nuestros hermanos
por escandalizarles
al no cumplir la fe que profesamos.
(Pausa)
Señor Jesús, tú viniste no a ser servido,
sino a servir.
R/. Señor, te piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú mismo cargaste tu cruz
antes de pedir a los otros
que cargaran las suyas tras de ti.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, tu yugo es liviano
porque tú nos has enseñado antes el camino.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y perdona todos nuestros pecados.
Ayúdanos a servir contigo
al Padre y a nuestros prójimos
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que nuestra vida mediocre
no transforme nuestra fe
en una solemne mentira.
(Pausa)
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú sigues dirigiéndonos tu Palabra
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Haz que escuchemos esa palabra
y la acojamos con todo nuestro ser.
Que ella cambie nuestras actitudes,
nuestra mentalidad y conducta,
de forma que dirija nuestra vida
y que la haga un mensaje vivo
de Buena Nueva de salvación para todos;
que los que vean nuestra conducta,
se sientan inspirados por ella y la sigan.
Y que la Palabra sea el poder vital
que lleve a todos a darte gloria y alabanza,
por Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Mal 1,14b – 2,2.8-10): Mensajeros de Dios Que no Hablan Palabra de Dios
El profeta Malaquías profiere palabras duras contra sacerdotes que no hablan palabra de Dios. Engañan al pueblo y violan la Alianza de Dios. ¿Acaso no habrían de ser ellos los primeros en convertirse a la palabra de Dios?
Segunda Lectura (1 Tes 2,7b-9.13): Pablo, Mensajero del Señor
Pablo exhibe todas las cualidades de un auténtico mensajero del evangelio. Predica el evangelio no como palabra propia, sino como palabra de Dios, está dispuesto a apoyarla y defenderla con su vida, es afectuoso con su gente (como una madre, él mismo dice).
Evangelio (Mt 23,1-12): No Practican Lo Que Predican
Jesús nos previene contra maestros que no practican lo que predican: Hagan ustedes lo que les dicen, pero no sigan su ejemplo. El gran peligro consiste en que nunca los vamos a escuchar, ya que no son creíbles.
Oración de los Fieles
Pidamos hoy, al Dios de la verdad y del amor, confianza y autenticidad en la Iglesia y en el mundo, y digamos: R/. Señor, escucha nuestra oración.
- Por la Iglesia, especialmente por sus líderes, para que con fortaleza y honestidad se tomen muy en serio la tarea de renovación y reconciliación, para así convertirse cada vez más en la cara auténtica de Cristo, el Señor, para el mundo de hoy, roguemos al Señor.
- Por los sacerdotes y religiosos, para que la pobreza y el amor de Cristo y de la gente se haga visible en ellos y hagan su enseñanza creíble, roguemos al Señor.
- Por los políticos y líderes cívicos, para que su preocupación primordial no sea el honor y el poder, sino la justicia, la dignidad y la unidad de aquellos a quienes sirven sinceramente, roguemos al Señor.
- Por todos los que buscan a Dios con corazón sincero, por todos los que anhelan y buscan la verdad y la justicia, para que su hambre espiritual sea saciada; por reporteros de los periódicos, radio y televisión, para que la verdad signifique para ellos más que el sensacionalismo y la popularidad, roguemos al Señor.
- Por todas las comunidades cristianas, incluyendo la nuestra, para que seamos amantes de la verdad y dignos de confianza: y para que nuestra unidad y amistad sea auténtica, de forma que no despreciemos a los que yerran o dudan, roguemos al Señor.
Oh Dios y Padre nuestro: Ayúdanos a amarte y servirte a ti y a los hermanos, en Espíritu y en verdad, por medio de aquél que es nuestro camino hacia ti, Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración de Ofertorio.
Oh Dios y Padre nuestro:
Con estos signos de pan y vino
celebramos el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo.
Él nos mostró cuán profundo y fiable era su amor
hacia ti y hacia nosotros.
Danos la gracia
de que nuestro amor sea tan genuino como el suyo,
abierto a tu presencia en cada uno de nosotros,
capaz de perdonar las ofensas
y dispuesto siempre a compartir
lo mejor de nosotros.
Haz que esto se haga realidad en nuestras vidas;
que nuestra ofrenda exprese lo que hay en nosotros
en espíritu y en verdad.
Te pedimos todo esto, Padre bueno,
en nombre de Jesucristo el Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con Jesús, que vino a nosotros como siervo de todos, damos gracias al Padre.
Introducción al Padrenuestro
Sólo tenemos un Padre, el del cielo.
A él nos dirigimos en oración
con Jesús, nuestro hermano..
R/. Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males,
de falsas apariencias
y de pretensiones de que somos mejores
de lo que realmente somos.
Arranca nuestras máscaras
y pon en nuestros labios
palabras llenas y ricas
del calor de la amistad,
para que entre nosotros
el amor no sea solamente una palabra
sino un gesto de esperanza
en la venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Señor, que dice:
Quien come mi carne y bebe mi sangre
vivirá a causa de mí.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
¿Quiénes somos nosotros
para jactarnos o para aparentar?
Eres tú quien nos ha elegido
y nos ha colmado con tus dones.
Hasta nuestra capacidad de hacer el bien
procede de tu bondad.
Por la fuerza de esta eucaristía
haznos sencillos y humildes sin fingimiento
ante ti y ante el bien presente en los hermanos.
Que sepamos servirte con alegría
en la simplicidad de nuestros corazones,
y proclamar nuestra fe con obras vivas y reales.
Concédenoslo, Dios Padre,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Ustedes tienen un solo Padre, el del cielo.
Ustedes tienen un solo Maestro,
Jesús, el Señor.
Sírvanse unos a otros
en el Espíritu de verdad y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, vivo y fiel,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.