Liturgia Viva del XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
DOMINGO 28 (Ciclo B)
1. Una Cosa Te Falta
2. El Señor Te Invita
Saludo (Ver Segunda Lectura)
La Palabra de Dios es viva y activa; puede juzgar nuestras emociones y pensamientos secretos. Es Jesús mismo, el Señor, quien nos dirige esa Palabra. Que él permanezca siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
1. Una Cosa Te Falta.
Hoy la palabra de Dios nos reta seriamente: ¿Dónde ponen ustedes su corazón? ¿Dónde cifran ustedes su propia seguridad? ¿Qué es lo que da valor a su vida y la hace digna de vivirse? Una cosa les falta. Para aclararnos, aquí viene la orientación de la palabra y de la sabiduría de Dios, tan pronto como en el Antiguo Testamento; y también viene la advertencia de Jesús: No pongan su corazón en las posesiones materiales porque llegarán a dominarles. Que Dios sea su Señor. Que sea Jesús mismo el único Señor, a quien seguimos.
2. El Señor Les Invita
Qué felices somos cuando, de vez en cuando, el Señor nos invita a encontrarle a un nivel más profundo, más allá de nuestra vida disipada y trivial: sea en momentos de oración personal, o escuchando la palabra que él nos dirige, o en nuestra acción de gracias después de la comunión, o al admirar la belleza de su creación… Cuando le encontramos de verdad, él siempre nos cambia, porque -lo queramos o no- siempre nos invita a seguirle más radicalmente. — Pero desgraciadamente podemos rechazar la invitación, como ocurrió con el joven rico del evangelio de hoy. Esto le entristece a Jesús, ya que nos quiere de verdad. Pidámosle al Señor aquí en esta eucaristía que sepamos seguir siempre y con alegría su llamado e invitación.
Acto Penitencial
¿Nos atrevemos acaso a confiar más en Dios que en nuestras propias seguridades y posesiones? Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
– Señor, tu sabiduría y tu amor valen mucho más que la fama, salud, belleza y posesiones: Señor, ten piedad de nosotros. – Cristo Jesús, tú bien sabes dónde está nuestro corazón y tú quieres que esté dirigido y orientado hacia Dios: Cristo, ten piedad de nosotros.
– Señor Jesús, tú quieres que renunciemos a las cosas mundanas y materiales ue nos poseen y controlan, y, en cambio, quieres que te sigamos a ti más radicalmente. Señor, ten piedad de nosotros.
En tu infinita bondad, perdona nuestros traidores apegos a lo material y a lo mundano. Danos la gracia de poner toda nuestra confianza en ti, y llévanos a la vida eterna..
Oración Colecta
Pidamos a Dios sabiduría para seguir a su Hijo Jesús sin vacilación.
(Pausa)
Señor Dios nuestro:
Tu Palabra viva nos inquieta.
Tú ofreces el primer lugar en tu reino
a los últimos y a los más pequeños:
tú declaras ricos y bienaventurados a los pobres
y pides a los ricos que se vuelvan pobres.
Danos, te pedimos, la sabiduría de vivir
para las cosas realmente importantes
y de seguir a tu Hijo
en el camino que nos lleva a ti y a nuestro prójimo,
para que estemos siempre seguros en tus manos.
Concédenoslo por medio de Jesucristo
tu Hijo, nuestro Señor.
Primera Lectura (Sab 7:7-11): Sabios con la Sabiduría de Dios
Más preciosa que el poder, las riquezas, la salud y la belleza es la sabiduría que viene de Dios. Nos hace vivir en el amor de Dios.
Segunda Lectura (Heb 4,12-13): La Palabra de Dios es Viva y es Eficaz
La Palabra de Dios es inquietante. Nos fuerza a confrontarnos a nosotros mismos y a tomar una opción, o a favor o en contra de Dios. Es decisiva para el resultado de nuestras vidas.
Evangelio (Mc 10,17-30): Ven, Sígueme sin Equipaje Inútil
Como el joven rico, en realidad no hemos dado nada a Dios si no respondemos a su invitación de seguirle por el camino que él quiere que sigamos.
Oración de los Fieles
Pidamos al Señor sabiduría para apreciar sus dones con gratitud y para usarlos para el bien de todos. Y digámosle:
R/ Señor, haznos sabios con tu sabiduría.
1.Por los que en la Iglesia nos proclaman la sabiduría de la Palabra de Dios, para que ellos primeramente la vivan y después compartan su experiencia con nosotros, roguemos al Señor.
2.Por los líderes de la Iglesia, para que renuncien incluso a la apariencia de poder y de riqueza; también por los líderes de todo el mundo, para que no sacrifiquen sus principios éticos al poder, al éxito, a la ambición, sino que se comprometan seriamente a promover la dignidad humana y los valores del evangelio, roguemos al Señor.
3.Por los que trabajan en los medios de comunicación: prensa, radio, televisión, cine, para que no tergiversen situaciones, palabras e imágenes para distorsionar los valores de la vida, sino que busquen y promuevan honestamente la verdad y los verdaderos valores humanos, roguemos al Señor.
4.Por los padres y educadores, para que reten a los jóvenes a vivir por ideales que realmente importan; y también por los jóvenes, para que el sano idealismo y la generosidad sigan guiándoles en su vida, roguemos al Señor.
5.Por los ricos en dinero, en posesiones y en talentos, para que aprendan a compartir espléndidamente todo lo que son y todo lo que poseen con los que tienen menos y con los totalmente desposeídos, roguemos al Señor,
Oh Dios, hoy te pedimos no precisamente riquezas sino generosidad y confianza, no placer sino profunda alegría, no falsa y engañosa pretensión sino rectitud e integridad. Y haznos cuerdos y sabios con la sabiduría y la cordura de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tu sabiduría tiene un nombre: Tu Hijo Jesucristo.
En estos signos de pan y vino celebramos la locura de la cruz
por la que Jesús nos salvó del pecado y de la muerte.
Haznos conscientes de la pobreza y vaciedad de nuestros corazones
y del valor puramente pasajero de las cosas de este mundo
con las que nos atamos y esclavizamos a nosotros mismos.
Convierte nuestros corazones y asiéntalos sobre riquezas que jamás se devalúan:
como la justicia, la verdad y el amor generoso.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria a Eucarística
Alabamos ahora y damos gracias a Dios por habernos creado y por guiar todas las cosas con su sabiduría, poder y amor. Que seamos buenos administradores de su creación, y que sepamos usar los bienes de esta tierra para beneficio de todos y para la gloria de Dios.
Invitación al Padre Nuestro
Dios es nuestra única riqueza. Por eso clamamos a él con las palabras de Jesucristo.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor de todos los males
y concede tu paz a este nuestro mundo
que está cansado ya de guerras y de injusticia.
Danos el don de tu Santo Espíritu, la sabiduría,
para que no busquemos nuestra felicidad
solamente en la ambición, el poder y las riquezas.
Ayúdanos a buscarte a ti y a tu reino,
mientras esperamos con alegre esperanza
la segunda venida gloriosa
de nuestro Salvador, Jesucristo.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesús nuestro Señor,
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Él es el mayor don de Dios para nosotros
y la riqueza de los que son pobres de corazón.
Dichosos y sabios nosotros,
si aceptamos la invitación de nuestro Señor
y comemos este pan de vida. R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Señor nuestro:
Nos quedamos fácilmente satisfechos de nosotros mismos
y de nuestro propio pequeño mundo.
Despiértanos y danos el valor
de ponernos en camino con tu Hijo
en su aventura de esperanza y amor.
Haznos preguntarnos
no lo que hemos hecho por ti,
sino más bien lo que no hemos hecho
ni hemos dado todavía.
Por la fuerza de esta eucaristía
ayúdanos a seguir a tu Hijo
hoy más que ayer
pero menos que mañana.
Concédenoslo por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Cristo y su evangelio siguen retándonos a buscar satisfacción y seguridad
no en lo que poseemos (ese nuestro pequeño mundo material y mundano),
ni tampoco en la propia auto-felicitación por haber obedecido, como el joven rico,
los mandamientos de Dios.
Queremos ser realmente felices con una alegría que nadie nos la pueda arrebatar,
aprendiendo de Jesús a darnos sin reservas a Dios y a los hermanos que nos rodean.
Ellos son nuestra riqueza y seguridad.
Que el Señor nos dé a todos esta sabiduría y fortaleza.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre.
Pueden ir en paz y seguir fielmente al Señor cada día que les conceda de vida.