Liturgia Viva del XXV Domingo del Tiempo Ordinario

Fecha

22 Sep 2024
Finalizdo!

DOMINGO 25 (Ciclo B)
1.¿Quién es el Mayor?
2.Y un Niño les Dirigirá

Saludo (ver Salmo Responsorial)
Tenemos a Dios que siempre nos ayuda.
El Señor mantiene nuestra vida.
Que el Señor, Jesús, esté con ustedes.

Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)

1. ¿Quién es el Mayor?
“Nosotros somos la nación más grande, la más fuerte, la más poderosa”, dicen los políticos. “Soy el mejor de todos los tiempos”, dice el boxeador campeón. “Yo soy el amo, y tú haces lo que yo te diga”, dice el empresario. “Soy más fuerte que tú”, dice el estudiante a su compañero de escuela. — Pero dice Jesús: “Quienquiera ser el primero entre ustedes, tiene que hacerse el último y el servidor de todos”. — Y Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros: “¿Y tú qué dices?”

2. Y un Niño les Dirigirá
Nosotros sabemos, especialmente los padres, lo indefensos y frágiles que son los niños. Por eso Dios ama tanto a los niños, como Jesús nos mostró en toda su vida. Jesús incluso nos dice cómo tenemos que ser como niños; no que tengamos que ser pueriles, sino que, como niños, tenemos que ser espontáneos, abiertos y sencillos. Los niños no exigen lo que les es debido. Esperan todo de los mayores y aceptan cualquier cosa como regalo. De la misma manera tenemos que estar nosotros abiertos a los dones de Dios y de los hermanos. Los hermanos, todos sin excepción, son también regalos de Dios para nosotros,. Los niños simbolizan el comienzo de la vida; así pues, tenemos por delante un futuro, y vamos hacia él teniendo como guía nada menos que a Jesús.

Acto Penitencial

1. ¿Quién es el mayor?
Con demasiada frecuencia sentimos que el impulso para dominar a otros es muy fuerte y no estamos dispuestos a servir desinteresadamente a nuestros prójimos. Les pedimos perdón a Dios y a los hermanos.
(Pausa)

– Señor Jesús, tú te humillaste haciéndote hombre como nosotros y te convertiste en el menor de todos. R/ Señor, ten piedad de nosotros.

– Cristo Jesús, naciste como niño pequeño y fuiste obediente a tus padres. R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

– Señor Jesús, tú tomaste nuestros pecados sobre ti mismo y serviste al Padre y a nosotros sin medida y hasta el fin. R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdónanos cuando seamos arrogantes y pretenciosos. Haznos servidores incansables, contigo y como tú, y llévanos a la vida eterna. Amén.

2. Y un Niño les Dirigirá

Pidamos perdón al Señor porque con demasiada frecuencia somos autosuficientes y esperamos bien poco de él.
(Pausa)

– Señor Jesús, tú amaste a los niños pequeños y los bendijiste:  R/ Señor, ten piedad de nosotros.

– Cristo Jesús, tú nos dices que,  a no ser que lleguemos a ser abiertos  y receptivos como los niños, no podemos entrar en el reino de los cielos. R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

– Señor Jesús, en los niños pequeños y en todas las personas débiles y frágiles podemos acogerte a ti y a tu Padre del cielo. R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona nuestras pretensiones,  nuestra soberbia y autosuficiencia y llévanos adelante en esperanza a la vida eterna. Amén.

Oración Colecta

1. ¿Quién es mayor?

Pidamos al Señor el don de saber cómo servirnos unos a otros.
(Pausa)
Oh Dios, dador de todos los buenos dones,
danos un deseo sincero de pertenecer
al grupo de los últimos y de los más pequeños
como personas que saben cómo servir
generosamente y sin aires de superioridad
a los hermanos que nos rodean
especialmente a los pequeños y frágiles.
Te lo pedimos por medio de aquél
que se hizo el siervo de todos,
Jesucristo nuestro Señor.

2. Y un Niño les Dirigirá

Pidamos a Dios nuestro Padre que nos acoja en su reino.
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú te inclinas a nosotros con ternura,
aun siendo como somos falibles y limitados.
Tus preferidos son los niños, los débiles y humildes.
Ayúdanos a aceptar tu Buena Nueva del reino
con la actitud receptiva de los niños.
Y danos también ojos de admiración
para ver el misterio de tu grandeza y amor,
de tal forma que poseamos el reino de los cielos.
Concédenos esto por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Sab 2,12.17-20): El Justo es rechazado
La fe del justo es una silenciosa acusación contra los de poca o de ninguna fe. Por eso los justos son ridiculizados y perseguidos.

Segunda Lectura (Sant 3,16-4,3): El verdadero Cristiano es Pacificador.
¡Cuánta más paz habría en el mundo si los cristianos no cediéramos al mal en nuestros corazones!

Evangelio (Mc 9,30-37): El Niño como Modelo
¿Quién es el mayor? ¡En el Reino de Dios, los pequeños!

Oración de los Fieles
Como Jesús, amándolos y orando por ellos, pongamos en medio de nosotros a los pobres, a los humildes y a todos los que sirven, y digamos: R/ Señor, en ti confiamos.

1) Por los que consideramos los “más grandes” en la Iglesia (el papa, los obispos, los sacerdotes) para que sepan servir con gran entrega y sin despreciar o menospreciar a los más débiles, pobres y heridos en la vida, roguemos al Señor.
R/ Señor, en ti confiamos.

2) Por los poderosos de este mundo, para que se preocupen de los derechos humanos y de la dignidad y el bienestar de sus encomendados, especialmente de los más débiles, pequeños y destituídos, roguemos al Señor.
R/ Señor, en ti confiamos.

3) Por la gente que trabaja en instituciones de bienestar social, para que provean protección, amparo y mucho cariño y amor a los niños huérfanos, rechazados, o abandonados en las calles, roguemos al Señor.
R/ Señor, en ti confiamos.

4) Por los que trabajan en oficios bajos rehuídos por la sociedad; por los que trabajan en oficios peligrosos para la salud o para la vida; por los que trabajan cuidando a ancianos o a discapacitados, para que nosotros les apreciemos a ellos y a sus trabajos, y que el Señor les proteja y ayude, roguemos al Señor.
R/ Señor, en ti confiamos.

5) Por los líderes de nuestras comunidades cristianas, para que sirvan a la unidad de todos, y hagan nuestras parroquias, barrios y sectores lugares de acogida y de aceptación de todos, roguemos al Señor.
R/ Señor, en ti confiamos.

Padre de bondad, haznos servidores, como Jesús y con Jesús, para que, según tu promesa, nos acojas en tu reino. Acéptanos en le mismo Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Con estos dones de pan y vino
nos abrimos, oh Dios Padre nuestro,
a tus propios dones de vida y crecimiento
que nos ofreces en Jesucristo.
Que el pan de vida que él nos da
nos ayude a crecer hasta su plena madurez.
Que sepamos entregarnos sin cálculos ni reservas
a ti y también los unos a los otros
con la fresca sencillez de un niño.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Todo lo que tenemos, todo lo que somos es regalo gratuito de Dios. Dependemos totalmente de él. Demos gracias al Padre ofreciéndole esta eucaristía.

Introducción al Padre Nuestro
Como hijos de Dios,
recitamos con la más plena confianza
la oración que Jesús mismo nos enseñó. R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males,
pues sabemos que vivimos en tus manos.
Haznos conscientes de nuestra pequeñez
y de cómo dependemos
de ti y los unos de los otros.
Líbranos de toda ansiedad
y ayúdanos a crecer en libertad
y en responsabilidad por nuestras vidas
y por los hermanos,
mientras preparamos en esperanza y alegría
la llegada plena en medio de nosotros
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión

Este es Jesucristo, el Señor,
que quería que los pobres y pequeños
se acercaran a él con fe y confianza.
Dichosos nosotros,
invitados a recibirle ahora en comunión.
R/ Señor, no soy dignos…

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre de amor:
No hay nadie mayor que tú,
sin embargo te hiciste pequeño
y cercano a nosotros en nuestras debilidades
en la persona de tu Hijo Jesucristo,
aquí en esta eucaristía y en la vida de cada día.
Querríamos tener las mismas actitudes de Jesús,
siendo siempre humildes y respetuosos
ante ti y ante los hermanos,
viviendo con confianza, esperanza y alegría.
Concédenoslo por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Bendición:

Hermanos: Aquéllos de entre nosotros que son padres o educadores  aman a sus niños e intentan enseñarles, de la mejor manera,  todo lo que es recto y bueno.
Pero, por otra parte, aprendamos también de los mismos niños a ser espontáneos, y confiados en Dios y los unos en los otros, dispuestos siempre a admirar y agradecer, y esperando para todos todo lo bueno.
Que Dios les guarde en su amor y les bendiga: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Vayamos unidos, como hermanos, por el camino sencillo del amor de Dios.
R/ Demos gracias a Dios.

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