Liturgia Viva del XXIV Domingo del Tiempo Ordinario
Saludo (Ver el Salmo Responsorial)
Confiamos en el Señor, que nos libera de la muerte eterna,
que está a nuestro lado en la tristeza y aflicción,
y que guarda nuestros pies para no tropezar.
Que el Señor esté siempre con ustedes.
R/ Y con tu espíritu.
Introducción por el Celebrante
A. ¿SEGUIMOS A JESÚS?
¿Qué es lo que andamos buscando en la vida? Buena salud, felicidad en nuestras familias, en nuestro trabajo, en nuestra fe, buenas relaciones con nosotros mismos, con la gente y con Dios. Cuando Jesús nos dice hoy que tenemos que seguirle cargando las cruces que nos encontramos en la vida, ¿aceptamos eso como discípulos de Jesús hoy? ¿Lo tomamos como parte de nuestra fe o bien decimos: «Señor, cualquier cosa…, pero ésta no»? Jesús nos asegura: «Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la salvará.» — Preparémonos para el encuentro con el Señor; él nos va a dirigir su palabra salvadora.
B. ¿CONOCEMOS A JESÚS?
Al recitar el Credo profesamos: «Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.» Afirmamos que conocemos quién es él, nuestro Señor y Salvador. Pero ¿le conocemos realmente? Para conocerlo profundamente no solamente tenemos que escuchar lo que él dice, sino conocer cómo vivió y murió, dándose totalmente al Padre y a los hombres. Pero ni eso es suficiente: debemos seguir sus huellas entregándonos sin reservas ni condiciones a Dios y a los hermanos. Entonces conoceremos a Jesús por experiencia personal y profunda.
Acto Penitencial
A. ¿SEGUIMOS A JESÚS?
Normalmente, tenemos miedo a la cruz.
Pidamos perdón al Señor
Por no haber aceptado siempre nuestras cruces.
(Pausa)
Señor Jesús, tú sufriste fuertemente, sobre todo en la cruz, y nos pides tomar nuestras cruces siguiéndote a ti. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, a ti te eliminaron dándote muerte y nos pides que perdamos nuestra vida por ti. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú resucitaste al tercer día y nos prometes que encontraremos vida contigo. Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, perdona todos nuestros pecados, sálvanos del mal y de la muerte y llévanos a una vida plena y eterna. R/ Amén.
B. ¿CONOCEMOS A JESÚS?
Conoceríamos mejor al Señor si le siguiéramos más y mejor en su amor, que se olvida de sí mismo.
Pidámosle a Jesús que nos perdone de nuestro egoísmo.
(Pausa)
Señor Jesús, tú eres la verdad, tú eres nuestra vida;
los que esperan en ti nunca quedarán defraudados.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú eres el Ungido enviado por el Padre, que te has entregado totalmente a nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú eres nuestro camino, y nos dices que nos hemos de amar unos a otros como tú nos has amado.
Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, cúranos de nuestra superficialidad y ayúdanos a seguirte generosamente mientras nos llevas a la vida eterna. R/ Amén.
Oración Colecta
A. ¿SEGUIMOS A JESÚS?
Pidamos a Dios que nos enseñe
a cargar nuestras cruces con Jesús.
(Pausa)
Señor Dios, confianza y esperanza nuestra:
Tú nos has hecho para la felicidad.
Cuando la buscamos por medio de gloriosos sueños
de prosperidad, éxito y ausencia de sufrimiento
ayúdanos a afrontar las realidades duras de la vida real.
Que sepamos aceptar la insegura oscuridad
de la humildad y el sufrimiento
como el precio a pagar por la luz y la alegría.
Enséñanos el camino de tu Hijo Jesucristo,
que murió por propia y libre voluntad
para que nosotros tengamos nueva vida
y seamos definitivamente felices.
Te lo pedimos en el nombre
del mismo Jesús, el Señor. R/ Amén.
B. ¿CONOCEMOS A JESÚS?
Pidamos que nuestro conocimiento de Jesús
llegue a ser muy profundo y personal.
(Pausa)
Oh Padre, lleno de amor:
Hoy tu Hijo Jesús nos pregunta
quién es él, qué significa él para nosotros.
Ayúdanos a llegar a conocerle personalmente
participando de su propia vida de entrega hasta el fin
y de su servicio generoso y desinteresado,
incluyendo su cruz.
Que lleguemos, pues, a ser sus amigos
sintiéndole como vida de nuestra vida,
y con él seamos siervos, unos de otros,
y siervos tuyos, nuestro Dios viviente.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén
Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Dios de vida y amor, que nos ha creado para ser felices, que aprendamos a afrontar las responsabilidades y dificultades de la vida, y digamos: R/ Señor, escucha el clamor de tu pueblo.
– Por la Iglesia, para que no sienta vergüenza de predicar a Cristo crucificado y de ser ante el mundo humilde y modesta como él, roguemos al Señor.
– Por las víctimas de injusticia y de pobreza, para que nosotros tengamos el valor de alzarnos en su favor y llevarles justicia y amor, roguemos al Señor.
– Por los rezagados en la vida, por la pobre gente que «no cuenta» a los ojos del mundo, para que no sean inhumanamente pisoteados por los grandes y poderosos, roguemos al Señor.
– Por los inadaptados a la vida, por aquellos cuyas ideas o conducta no compartimos, para que sepamos respetarlos y tener un corazón grande y un amplio espacio para ellos, roguemos al Señor.
– Por los enfermos y discapacitados, para que saquen fuerza espiritual al saber cuán cerca están del Señor Sufriente, y que nosotros tengamos la sensibilidad y delicadeza de visitarlos frecuentemente y de cuidar cariñosamente de ellos, roguemos al Señor.
Señor Dios nuestro: Las cruces de este mundo son nuestras, ya que Cristo es nuestro. Hazlas tuyas también, Señor, para hacérnoslas más livianas, ya que Cristo cargó su cruz por todos nosotros, él que es Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Padre nuestro, que estás en el cielo:
Tu Hijo Jesús se entrega a sí mismo por nosotros
en los signos de pan nutritivo
hecho de granos de trigo triturados,
y de espumoso vino que da alegría
procedente de uvas exprimidas.
Con este alimento y bebida de vida
danos la mentalidad y actitudes de tu Hijo,
para que sepamos morir a nosotros mismos
por tu amor y por el de nuestros hermanos.
Que éste sea el mejor sacrificio que te ofrecemos
por medio de Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Demos gracias y alabanza al Padre por habernos salvado y liberado por el sufrimiento y resurrección de Jesús. Ahora nos unimos a él en su mismo sacrificio. Que él nos dé la fuerza necesaria para cargar nuestra cruz en los sacrificios que se nos presentan en la vida de cada día.
Introducción a la Oración del Señor, el Padre Nuestro
Con las palabras de Jesús, nuestro Salvador, pidamos al Padre del cielo el pan eucarístico, que nos da fuerza y vigor para poder seguir sus pasos : R/ Padre nuestro….
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males,
y de nuestro miedo a entregarnos generosamente
a ti y a todos los que tú amas.
Danos la actitud y el valor
para vencer y superar
la realidad del sufrimiento de la vida,
aceptándolo, y transformándolo
en un regalo de amor y fidelidad,
en la ruta que nos lleva a la gloriosa venida
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…
Invitación a la Comunión
Este es el Cordero de Dios
que voluntariamente aceptó el sufrimiento y la muerte
para quitar el pecado del mundo.
Dichosos nosotros, invitados a tomar parte en este sacrificio,
y así participar también un día de su vida de resucitado.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias
Por dirigirnos tu palabra de vida
y sustentarnos con el pan de la eucaristía,
pan de fortaleza.
Envíanos al mundo para que todos nos ayudemos
a llevar nuestras cruces
y compartamos mutuamente nuestras alegrías.
Que no solamente admiremos a tu Hijo
por haber cargado animosamente su cruz,
sino que le sigamos en el camino doloroso
que nos lleva a la vida y a la gloria.
Concédenoslo por el mismo Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén
Bendición
Hermanos: Jesús no se desentendió ni se escapó de las dificultades y sufrimientos propios de su misión en su vida.
Que Dios nos dé a todos la misma lealtad y fortaleza para cumplir nuestra propia misión como seguidores de Jesús.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
Vayamos juntos, como hermanos, por el camino de Jesús, el Señor. R/ Demos gracias a Dios.