Liturgia Viva del VII Domingo del Tiempo Ordinario
SÉPTIMO DOMINGO – TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)
Amen Incluso a Sus Enemigos
Saludo (Ver 2 Cor 5,18)
Dios fue quien nos reconcilió
consigo mismo en Cristo
y nos dio la tarea
de heredar y transmitir su reconciliación.
Que el Señor del perdón esté con ustedes.
Introducción por el Celebrante
Si somos capaces de hacerlo con la gracia de Dios, quizás no hay nada que nos lleve más cerca de Dios y nos haga tan semejantes a él como la buena disposición para perdonar y la actitud de amar incluso a los enemigos. Estas actitudes son muy contrarias a nuestros sentimientos humanos de no querer ser el hazmerreír de nadie o de ser tratado como un trapo. Y sin embargo el evangelio insiste: Ustedes, que eran enemigos de Dios, ustedes que han recibido el perdón, perdonen también, reconcíliense, sean misericordiosos como su Padre del cielo es misericordioso.
Acto Penitencial
Dios es paciente con nosotros.
Podemos siempre acercarnos a él y recibir su perdón.
Ahora pidámosle a él y a los hermanos
que nos perdonen. (Pausa)
- Señor Jesús, tú nos aseguras
que el Padre ha olvidado nuestros pecados.
Sin embargo, nosotros no podemos olvidar
que otros nos han herido y ofendido:
R/ Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, por medio de ti
el Padre nos transformó:
de ser personas que actuaban como enemigos suyos,
a ser sus amigos a quienes él ama sinceramente:
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, tu viniste no a condenar,
sino a salvar lo que estaba perdido.
Pero nosotros con facilidad juzgamos y condenamos:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y continúa perdonando nuestros pecados. Haznos agradecidos y misericordiosos, y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos a nuestro Padre en el cielo
que nos dé un poco de su bondad
y de su bondadosa misericordia.
(Pausa)
Señor Dios, Padre misericordioso:
Tú ves con agrado que tu Hijo nos pida,
con su palabra y su ejemplo,
que no devolvamos mal por mal
y que nos mostremos disponibles
a quienquiera que sea exigente con nosotros.
Haznos totalmente conscientes de que esto es
lo que tú y Jesús han hecho por nosotros.
Que tu Santo Espíritu nos inspire
con una fuerte confianza en tu amor misericordioso,
y nos ayude a llegar a ser un poco como tú,
que eres siempre para con nosotros
mejor de lo que nosotros podremos ser para los hermanos.
Concédenoslo por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (1 Sam 26,2.7-9.12-13.22-23): Un Hombre de Corazón Grande
David va huyendo de la venganza de Saúl. Cuando tiene a Saúl en su poder, le perdona la vida, porque la vida del rey es sagrada. La misericordia de Dios se hace visible en David.
Segunda Lectura (1 Cor 15,45-49): Tenemos que Volvernos Semejantes a Cristo
Nosotros tendemos a seguir meramente nuestras inclinaciones humanas. Cristo es nuestro modelo; él nos muestra en sí mismo el tipo de persona espiritual a la que estamos llamados y él nos da la fuerza para llevarlo a cabo.
Evangelio (Lk 6,27-38): Sean Compasivos Como su Padre es Compasivo
Jesús y el evangelio son un reto constante para ir más allá de un mero código humano en nuestras relaciones con los otros. Nos llama a seguirle a él en su modo radical, teniendo siempre como nuestro modelo el amor misericordioso de Dios.
Oración de Los Fieles
Nuestro Padre del cielo ha sido extremadamente bueno con nosotros. Oremos para que su amor misericordioso marque nuestras relaciones con cada uno de nuestros hermanos, y digamos: R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo.
- Por todos los cristianos, para que nuestra disposición para perdonar y nuestra constante búsqueda de tolerancia y paz sean motivadas por Cristo y su evangelio, como nuestros modelos de conducta cristiana, roguemos al Señor.
R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo. - Por todos los que difícilmente pueden creer en el perdón, por los que no dan a los otros nuevas oportunidades, por los que siguen almacenando rencor y resentimiento en su corazón, por los cegados y endurecidos por el odio, para que Dios les cambie el corazón y les haga compasivos y misericordiosos, roguemos al Señor.
R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo. - Por todas las naciones del mundo, para que sus metas y objetivos no sean el dominio político o económico, sino la amistad y solidaridad universal, respetando siempre los derechos y los intereses de cada uno, roguemos al Señor.
R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo. - Por los perseguidores y enemigos de los que creen, para que el Dios misericordioso les perdone y abra sus ojos al amor creativo de los planes de Dios para cada ser humano, roguemos al Señor.
R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo. - Por nuestras comunidades cristianas y por todos sus miembros, para que oigamos el llamado de Jesús a eliminar de nosotros toda división y egoísmo, y que podamos vencer al mal con bondad y grandeza de corazón, roguemos al Señor.
R/ Señor, que participemos de tu amor compasivo.
Padre misericordioso, tú amas todavía a los que te han sido ingratos y desleales -incluidos nosotros-. Ayúdanos a entregarnos como tú, con corazón compasivo, a nuestros hermanos, ya que tú eres de verdad Padre misericordioso de todos nosotros, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre misericordioso:
Tú nos preparas la mesa de tu Hijo
como un signo de tu amor abierto a todos
en un mundo tantas veces inhumano y cruel.
Así como hemos aceptado tu invitación,
que sepamos también aceptar todas sus consecuencia,
para que tu amor compasivo
se haga carne y sangre en nosotros,
que somos débiles e inseguros,
y que se beneficien amigos y enemigos por igual
por la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Nos unimos a Jesús en su sacrificio, por el cual nos trajo el perdón y misericordia de Dios. Que esta oblación de sí mismo nos colme con el perdón de Dios y nos disponga a perdonar a los otros.
Invitación al Padre Nuestro
Pidamos a nuestro Padre en el cielo
que sepamos perdonar como él nos ha perdonado
y dar, así como nosotros hemos recibido de él.
Digamos con Jesús:
R/ Padre nuestro…
Invitación al Rito de Paz
En respuesta al llamado de Jesús
olvidemos nuestras diferencias y egoísmos
y deseémonos unos a otros la paz, la alegría y amistad.
Que la paz del Señor esté siempre con ustedes.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
modelo de todo lo que nosotros
estamos llamados a ser
y que nos lleva a nuestro Padre misericordioso.
Dichosos nosotros, invitados a esta sana cena.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre amoroso:
En esta eucaristía, en tu Hijo,
tú nos has mostrado la medida perfecta de tu amor.
Que él sea nuestra fuerza
que nos ayude a aprender a dar
y a perdonarnos los unos a los otros
con tu propia medida singular,
para que seamos tus hijos e hijas
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
En esta celebración eucarística
Jesús nos ha proclamado un mensaje exigente.
Ojalá no tomemos esas palabras
como exageraciones de oratoria vacía,
sino como un reto que exige una respuesta.
Si recurrimos al Dios misericordioso,
estamos obligamos a ser también misericordiosos.
Y si nos tememos que esto sea
algo por encima de nuestras fuerzas,
danos la gracia de estar seguros
de que lo podemos llevar a cabo
con la fuerza y bendición de Dios todopoderoso.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros
y nos acompañe siempre.