Liturgia viva del viernes de la xxx semana del t. ordinario, feria
ESPACIO PARA CRECER EN EL AMOR
( Fil 1,1-11; Lc 14,1-6)
Introducción
Aunque Pablo escribe desde la prisión, su carta a los Filipenses, que comienza hoy, rebosa de afecto y de alegría. Los cristianos de Filipos forman una buena comunidad. Sin embargo Pablo ruega para que, con la gracia de Dios, su amor siga creciendo hacia la perfecta bondad que encontramos sólo en Cristo.
Evangelio. Algo de lo que la bondad de Jesús significa se muestra en la práctica. Mientras comía en la casa de un hombre prominente en Sábado, Jesús cura allí a alguien que sufre, incluso en sábado.
El amor es la razón y la inspiración de la Ley cristiana. ¿Ocurre así en nuestras vidas, en nuestra comunidad cristiana?
Oración Colecta
Oh Dios de gracia y de paz:
Tú nos has elegido
para construir tu reino de paz y de amor.
Pero tenemos que reconocer, avergonzados,
que todavía nos queda mucho espacio para crecer.
Haz más rico y sensible nuestro amor;
completa la obra que has comenzado en nosotros,
para que tengamos un lugar permanente en tu corazón
y así, con nuestra bondad, reflejemos a los hermanos
la perfecta bondad de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la Iglesia, por la que Cristo murió, crezca y se desarrolle como una amplia comunidad de amor, que haga visible el amor incondicional de Dios a todos los pueblos, cercanos y lejanos, roguemos al Señor.
- Para que en nuestras familias cristianas Cristo sea el lazo de unión entre esposos y esposas, entre padres e hijos; y que los jóvenes crezcan en una sana atmósfera de seguridad, amor y generosidad, roguemos al Señor.
- Para que los que viven felices, con excelente salud y rodeados de buenos amigos, alcen y alivien, como Cristo, a los cansados y a los que viven en soledad, a los humillados y heridos por la vida, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú preparas la mesa eucarística de tu Hijo
no solamente para unos pocos escogidos,
sino para todos, para los enfermos y los que sufren,
para los débiles y los que viven en triste soledad.
Que el amor de Jesús, su acogida de la gente,
su capacidad de compartir
sean nuestros también
en todas nuestras comunidades cristianas.
Enséñanos así mismo a preparar nuestra mesa
abierta y acogedora para todos,
como lo hizo Jesús, tu Hijo,
que vive contigo y permanece con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias porque nos reúnes como hermanos
en esta celebración eucarística,
sentados en torno a la mesa de tu Hijo.
Que por la fuerza de Jesús
la comunidad cristiana sea para nosotros,
miembros de la Iglesia,
lo que tú eres para nosotros:
amor, paz, alegría y don –
un don dado gratuitamente
y nunca lamentado.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Curar a los enfermos. También nosotros podemos hacer eso. ¿Con qué frecuencia visitamos a un pariente o a otra persona enferma? El domingo sería un buen día para ello. Con nuestras visitas, nosotros también “curamos” a los enfermos, con nuestra presencia afectuosa, con nuestras palabras de consuelo y aliento.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.