Liturgia Viva del Viernes de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario
EL PECADO EN NOSOTROS
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Job 38,1-3.12-21; 40,3-5
Ahora que ha oído a Dios explicarle que su rectitud no le da derecho a un tratamiento especial, Job humildemente dice que se encomienda confiadamente a su providencia.
Evangelio: Lc 10,13-16
Corozaín, Betsaida, Cafarnaún aparecen en este evangelio como ciudades de pecado que rechazaron la voluntad de Dios. No muy distintas de las vastas ciudades de nuestro mundo y de su pecado global: más de la mitad de los habitantes de la Tierra pasa hambre y es explotada; muchos millones migran en busca de pan y de techo y muchos cientos perecen en el intento. En muchas regiones del mundo la violencia no cesa y aquí y allá hay tantos conatos de guerra como violaciones a los derechos humanos. La Tierra pierde su biodiversidad, el calentamiento global amenaza la subsistencia del planeta y…en nuestros pequeños universos personales habitan también el egoísmo, la soberbia, el fraude, la indiferencia…. ¿Seguiremos haciendo oídos sordos a los enviados de Dios, a sus profetas?
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Nos resulta fácil condenar guerras, conflictos civiles,
corrupción, explotación, esclavitud de cualquier tipo.
Pero te pedimos, Señor Dios, aunque con mucha timidez,
que abras nuestros ojos al mal que anida en nosotros mismos.
Ayúdanos a ver que nosotros hacemos,
a menor escala, en nuestros pequeños mundos
el mal que recriminamos al gran mundo.
Haznos ver que nosotros también somos pecadores,
necesitados del gran perdón que benévolamente nos ofrece
Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Intenciones
– Para que el mundo de hoy no pierda el sentido del pecado y no “legalice” cosas y situaciones que moralmente son disparatadas y contrarias a tu voluntad, roguemos al Señor.
– Para que a todos los endurecidos en el pecado el Espíritu del Señor les toque el corazón para que puedan arrepentirse y cambiar sus vidas, roguemos al Señor.
– Para que los muchos que llevan en su conciencia una pesada carga de pecado y de remordimiento, y todos los que sufren por los pecados de otros, sigan confiando en la bondad liberadora y reconciliadora de Dios, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, padre misericordioso:
En estos signos de pan y vino
tu Hijo viene a nosotros con su cruz
para acabar con toda soberbia de pecado
y para ser el principio de nuestra nueva existencia.
En él nos muestras el modelo de la nueva persona.
Danos su fuerza para arrepentirnos sinceramente,
para convertirnos,
para alzarnos por encima de nuestros mezquinos egoísmos
y, como Jesús, para amar y servir sin contar el precio.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre misericordioso:
Tú respetas y educas nuestra libertad.
No nos das garantías contra el fracaso,
pero nos llamas para elegir y decidir por nuestra cuenta.
Oh Dios, perdónanos y ayúdanos
cuando, en nuestros torpes y difíciles esfuerzos
por ver cómo la libertad de tu Hijo
se convierte en viva y real,
nos arriesgamos y cometemos disparates.
Queremos permanecer fieles a ti
por medio y a ejemplo de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Lo lamentamos, y en nuestros mejores momentos realmente no lo queremos, pero el pecado siempre vuelve. Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos otorgue su eficaz ayuda.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca siempre.