Liturgia Viva del Viernes de la II Semana de Navidad

Fecha

05 Ene 2024
Finalizdo!

LLAMADOS A AMAR  (1 Jn 3,13-21; Jn 1,43-51)

Introducción
Hoy oiremos en el evangelio cómo Jesús llama a varios apóstoles: “¡Ven, sígueme!”, dice él, y ellos le siguen. Le reconocen como a su Salvador, el Hijo de Dios. De ahora en adelante no solamente tendrán que aceptar su palabra, sino también vivir como él vive.

Por eso, la Primera Lectura, tomada de la primera carta de San Juan, encaja perfectamente con el evangelio: la vida del cristiano debe estar marcada por el amor, ya que Jesús entregó su vida por nosotros por amor. El amor no es una teoría o mero sentimiento, sino una experiencia de serio compromiso y entrega.
 
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Cuando no sabemos qué hacer o cómo vivir,
tú nos remites al ejemplo vivo de Jesús, tu Hijo.
Ayúdanos a aprender de él qué significa amar,
no solo en teoría, sino sobre todo en la práctica,
Danos el valor de seguirle
abriendo, con él y como él, nuestros corazones
a nuestros hermanos y hermanas
y entregándonos a ellos en la vida y en la muerte,
por la fuerza del mismo Jesucristo,
tu Hijo y Señor nuestro, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

Intenciones

– Señor, tú nos has visto en nuestras luchas, en nuestros intentos tenaces por seguirte. Guárdanos en tu amor, te rogamos.

– Señor, tú has visto cómo con frecuencia somos ciegos a las necesidades de los pobres y los oprimidos. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, te rogamos.

– Señor, tú sabes cómo con frecuencia tenemos en nuestros  labios palabras de amor. Ayúdanos a hacerlas de verdad una realidad por medio de nuestras obras, te rogamos.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre amoroso:
Tú compartes con nosotros estos dones de pan y vino
y en ellos nos vas a dar, en la eucaristía,
a tu mismo Hijo Jesucristo.
Que aprendamos de ti y de tu Hijo
a compartir con nuestros hermanos necesitados
todo lo que somos y lo que tenemos,
con la donación de nosotros mismos.
Que nuestro amor no sea sólo palabras vacías,
sino algo real, activo y eficaz,
por Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
En esta celebración eucarística
hemos encontrado a tu Hijo
como nuestro Señor y Salvador.
Él nos ha mirado  -como a los apóstoles del evangelio-
y con todo cariño nos ama.
Danos la gracia de vivir en conformidad con nuestra fe,
que no nos sintamos decepcionados,
sino que sigamos a tu Hijo
por el camino de un amor que se da a sí mismo,
porque él es nuestro Señor y nuestro modelo
por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: El señor nos ve dónde estamos y cómo estamos. La mayoría de nosotros somos personas llenas de buena voluntad, pero llenas también de serias limitaciones. Él nos ve, no para vigilarnos como un policía -y menos para castigarnos-, sino para amarnos y animarnos como un Padre.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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