Liturgia Viva del Viernes de la I Semana de Cuaresma. San Policarpo, obispo y mártir
RESPONSABILIDAD  PERSONAL, EUCARISTÍA  Y RECONCILIACIÓN  
 (Ez 18,21-28; Mt 5,20-26)
 Introducción
             Con frecuencia echamos la culpa a la comunidad y al  “sistema” por los males de la sociedad y por los pecados que cometemos. Ese  encogerse de hombros y no darle importancia a nuestra responsabilidad personal  es un vicio escapista de siempre. Jesucristo lo abordó; y también Ezequiel  antes que él. Ezequiel nos dice:  Ustedes son personalmente responsables por sus pecados y tienen que  arrepentirse. Si así lo hacen, Dios los acogerá de nuevo en su amor. Y Jesús nos dice: Lo que cuenta no es la  ley, sino la actitud personal y la intención de ustedes. El verdadero culto a  Dios no consiste en prácticas religiosas privadas y centradas en sí mismo, sino  en estar comprometido y entregado como Cristo a la tarea de reconciliación y de  servicio a los hermanos.
 Oración Colecta 
 Dios de misericordia y  compasión:
 Tú nos retas a ser responsables 
 por el bien y el mal que hacemos,
 y nos llamas a la conversión. 
 Oh Dios, ayúdanos a enfrentarnos  a nosotros mismos,
 para que no recurramos a excusas  poco convincentes
 para encubrir nuestros fallos.
 Haznos honestos con nosotros  mismos, 
 y conscientes de que siempre  podemos contar con Jesucristo,
 como nuestro guía y nuestra  fuerza en el camino hacia ti,
 ahora y por los siglos de los  siglos. 
Intenciones
- Por la Iglesia y todos sus miembros, para que seamos una Comunidad misericordiosa que tomemos en serio nuestra misión de reconciliación, y continuemos perdonando con bondad y paciencia a nuestros hermanos que yerran, roguemos al Señor.
 - Por todos nosotros, para que tengamos el valor de dar el primer paso para perdonar, cuando otros nos han herido y ofendido, roguemos al Señor.
 - Por nuestras comunidades cristianas, para que la eucaristía nos mueva a perdonarnos sinceramente unos a otros y a preocuparnos por nuestros hermanos descarriados, roguemos al Señor.
 
Oración sobre las  Ofrendaos 
 Oh Padre misericordioso:
 Tu Hijo Jesús viene a nosotros
 para reconciliarnos contigo.
 Te pedimos confiadamente
 que permanezca siempre con  nosotros 
 para llevar a cabo en el mundo
 tu misión de reconciliar a los  hombres 
 contigo y los unos con los  otros.
 Danos la valentía de la humildad,
 para buscar perdón y paz
 de aquél a quien hayamos  ofendido, 
 con la fuerza de Jesucristo,
 Hijo tuyo y Señor nuestro           
 por los siglos de los siglos.
 Oración después de  la Comunión
 Padre de nuestro Señor,  Jesucristo:
 Tú nos pides que seamos  personalmente responsables 
 de nuestras propias obras 
 y de nuestra participación  activa
 en las obras de la comunidad.
 Que esta celebración eucarística
 sea una fuente de convicción  profunda y de fortaleza
 para tomar en serio nuestras  tareas
 como seguidores de Jesús. 
 Que nuestras obras se ajusten a  nuestras palabras
 y así podamos expresar nuestra  gratitud y nuestro amor a ti,
 por medio de Jesucristo, nuestro  Señor.
 Bendición
 Hermanos:  Resentimiento y rencor no dicen bien con  nosotros, cristianos, por mucho que nos hayan herido. Somos “pueblo perdonado”,  y, por lo tanto, tendríamos que ser,  generosamente, “pueblo perdonador”. Que el  Señor nos dé fuerza y entereza para ello.Por eso, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu  Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.          
				
                    
