Liturgia viva del Santos Marta, María y Lázaro
LA ALIANZA: RELACIONES DE SANGRE DE DIOS
 (Año I. Ex 24:3-8; Mt 13:24-30)
 Introducción
 Año I. La primera lectura de hoy describe el rito de la Alianza, por el que Israel se convirtió en pueblo escogido de Dios. El mismo Dios hizo un pacto de sangre con el pueblo, por el que Dios y Pueblo llegaron a ser “parientes de sangre”. “Yo soy el Señor tu Dios” (en singular, “tu”, vocablo de intimidad). El Dios tremendo e inaccesible del Sinaí es el mismo Dios que se hace presente a cada persona y que acepta caminar con el pueblo en sus aventuras de amor y esperanza, de vida y muerte. Él es el Dios de su pueblo. Al arriesgarse él a estar con nosotros, nos obliga a nosotros, en retorno, a arriesgarnos a buscarle con fe y a estar siempre cerca de él. Dios elevará esta Alianza a un nivel más alto y la hará eterna. 
 En el corazón de cada eucaristía, en la consagración, él nos dice. “Ustedes son mi hermanos y hermanas de sangre. Éste es el cáliz de la nueva y eterna Alianza”.
 Colecta
 Dios todopoderoso e inaccesible:
 Te has revelado como nuestro Dios
 y, al mismo tiempo, 
 te has puesto humildemente en nuestras manos.
 Haznos conscientes del fuerte amor
 que te impulsa a tomar el riesgo
 de entrar en el juego de nuestra vida y muerte,
 de compartir nuestro destino y fugaz esperanza,
 de estar totalmente con nosotros. 
 Danos fe viva para arriesgarnos 
 buscándote con todo nuestro corazón, 
 para que tú seas realmente nuestro Dios
 y nosotros seamos tu pueblo,
 por medio de nuestro hermano mayor,
 Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que el evangelio del Señor siga impresionando a sacerdotes, catequistas y a todos los demás ministros de la palabra, como mensaje de Buena Nueva de salvación para nuestros días, y que ellos lo proclamen con convicción y ardor renovados, roguemos al Señor.
 - Para que los que se prometen fidelidad uno a otro en matrimonio sigan creciendo en amor, reflejando el amor de Dios por su Iglesia, roguemos al Señor.
 - Para que entre nosotros, discípulos de Jesús, aquí y en todas las comunidades cristianas, haya amor comprometido y lealtad a Dios y a los hermanos, roguemos al Señor
 
Oración sobre las Ofrendas
 Señor Dios nuestro:
 Recuerda tu Alianza,
 que tú renovaste e hiciste eterna
 en la sangre de Jesús, tu Hijo.
 Permítenos celebrar por este pan y vino
 tu permanente unión de vida y amor 
 para con nosotros.
 Por medio de tu Hijo, permanece con nosotros
 en la risa alegre de los jóvenes, 
 en las lágrimas de los que lloran, 
 en nuestros torpes intentos por la justicia y la paz,
 y en nuestro compartir nuestro trozo de pan con el hambriento.
 Sé nuestro Dios por siempre
 por Jesucristo nuestro Señor.
 Oración después de la Comunión
 O Dios de la Alianza, siempre fiel: 
 Tú sabes que somos 
 demasiado pequeños y limitados para comprenderte
 y por eso quieres que te descubramos
 en lo que haces por nosotros
 y en lo que podemos hacer los unos por los otros
 por medio de Jesucristo, tu Hijo entre nosotros.
 Todo lo que podemos hacer es pararnos ante ti, 
 vacíos ya de nuestros pequeños dioses, 
 e intentar ser cada vez más, con tu ayuda, 
 una comunidad de fe, esperanza y amor, 
 por medio de la presencia creativa entre nosotros 
 de Jesucristo nuestro Señor.
 Bendición 
 Hermanos: Esta es la Alianza que el Señor ha hecho con nosotros. ¡Si solamente fuéramos más conscientes de lo cerca que Dios quiere estar de nosotros…! 
 Que el Señor nos guarde siempre en su amor y nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.          
				
                    
