Liturgia Viva del Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
Introducción
Teresa Martín entró en el Carmelo a los 15 años. Nueve años después murió de tuberculosis. En estos pocos años vivió el “caminito de la infancia espiritual”. No se trata de un camino infantil o pueril, sino de un camino que exige mucha gracia y gran fortaleza. Tuvo que esforzarse contra su terquedad o tozudez, y luchar contra la aridez y la depresión. El suyo fue un camino de los pequeños, los pobres de las bienaventuranzas. Santa Teresita nos muestra lo que Dios puede hacer en nosotros a pesar de nuestras limitaciones humanas, con tal que le dejemos actuar.
Oración Colecta
Padre nuestro que estás en el cielo:
Tu Hijo nos recomienda
tener la actitud de un niño
si deseamos entrar en el reino de los cielos.
Te damos gracias por Santa Teresa (o Teresita),
que vivió generosa y confiadamente
el pequeño camino de las bienaventuranzas.
Ya que tienes preferencia por los niños y los humildes
te pedimos que nos des el corazón de un niño
sencillo, sin pretensiones y receptivo al amor,
que confíe y crea en ti y en la gente,
para que lleguemos a ser sabios con tu sabiduría
y crecer hasta la talla perfecta
de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, todopoderoso y eterno
Tu Hijo Jesús renunció voluntariamente
a todos los honores y privilegios divinos
para convertirse humildemente en uno de nosotros
y morir nuestra muerte.
Él se nos da aquí en la eucaristía
en la forma de un humilde trozo de pan.
Danos la actitud de Jesús,
que seamos humildes y respetuosos
ante ti y ante los hermanos
y disponibles para todos los llamados y necesidades.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Nadie tan grande como tú
se ha hecho a sí mismo tan pequeño como tú;
nadie tan distante como tú
se ha hecho a sí mismo
tan cercano a nosotros en nuestras debilidades
como tú, en tu Hijo Jesucristo.
Que sepamos ver a tu Hijo, como Santa Teresita,
y crecer constantemente en él.
Haznos modestos y espontáneos
contigo y con los demás,
viviendo con confianza, esperanza y alegría
como Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.