Liturgia viva del San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia
VERDADERO REINADO CON JESÚS
 (Año I. Heb 10,1-10; Mc 3,31-35)
 Introducción
     Año I. “Mira, oh Dios, he venido para hacer tu voluntad”. La Ley antigua no era capaz de salvar a la gente.  Podía solo señalar dónde y cuándo se cometía pecado, pero no lo perdonaba. Por eso los sacrificios tenían que repetirse. El sacrificio que realmente perdonó el pecado fue el de Cristo, porque fue ofrenda y oblación personal de  sí mismo,  y así tocó el corazón de Dios. – Caigamos en la cuenta cómo este año la primera lectura y el evangelio ofrecen el mismo mensaje.
     Evangelio. Jesús nos asegura que lo que nos acerca a Dios y nos hace sus parientes y familiares es el hacer la voluntad del Padre. Esto es lo que realmente importa, más que los lazos de sangre. Esta misión fue la médula misma y el significado profundo de la vida y de la muerte de Jesús.  —  Roguemos al Señor que podamos participar  ampliamente de su misma fidelidad.
 Oración Colecta
 Oh Dios bondadoso, Padre de todos:
 Tú nos conoces y nos quieres;
 ocurra lo que nos ocurra,
 estamos siempre en tus manos.
 A donde quiera que nos lleves,
 tú sabes bien a donde quieres que vayamos.
 Te pedimos, Señor, fe y confianza.
 Haz que tu voluntad sea nuestra,
 para que pueda conducirnos a tu casa
 bajo la guía de aquel 
 que siempre y en todo cumplió tu voluntad:
 Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Para que estemos siempre cercanos a Jesús buscando con él, y con su madre María, la voluntad del Padre, roguemos al Señor.
 - Para que los sacerdotes, religiosos y misioneros sigan confiando en el Señor, que les llamó a pesar de su debilidad humana, y para que con Cristo se preocupen y cuiden especialmente de los pobres y débiles, roguemos al Señor.
 - Para que los desalentados y heridos por la vida no se sientan amargados, y para que puedan sacar fuerza y esperanza nuevas gracias a nuestra presencia amable y a nuestra amistad sincera, roguemos al Señor.
 
Oración sobre las Ofrendas
 Oh Dios, Padre nuestro:
 Este pan y este vino 
 quieren ser signos de que con Jesús, tu Hijo, 
 estamos dispuestos a buscar tu voluntad.
 Permítenos participar en este banquete de la eucaristía
 como hermanas y hermanos suyos,
 y seguirle fielmente 
 en su camino de fidelidad hacia ti,
 Dios nuestro, por los siglos de los siglos.
 Oración después de la Comunión
 Oh Dios y Padre nuestro:
 Tú nos has dado una tierra y un mundo
 que tenemos que dominar y desarrollar
 conforme a tus  sabios planes.
 Y tú     quieres que unamos fuerzas
 para la construcción del Cuerpo de Cristo.
 Que ojalá sepamos hacerlo así
 con la fuerza de Jesús mismo
 y haz de esta Iglesia y de  este mundo
 una comunión de fe y esperanza,
 de amor y paz, 
 como un signo claro y un camino seguro
 hacia tu alegría y felicidad 
 que durarán por los siglos de los siglos.
 Bendición
 Hermanos y hermanas de Jesús… ¿En qué medida estamos unidos a él y somos como él? Rezamos con mucha frecuencia el Padre Nuestro y allí le pedimos que su voluntad se haga en la tierra como en el cielo.  Esto es lo que pedimos, y esto es precisamente a lo que nos tenemos que comprometer.
 Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.          
				
                    
