Liturgia Viva del San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia
Introducción
San Bernardo, el famoso abad de Clairvaux en el siglo XII, recordó a los Papas, reyes y príncipes lo que Cristo esperaba de ellos, especialmente en el área de la unidad, de la paz y del sentido de responsabilidad para su pueblo. Se le llamó “la conciencia de su tiempo”. Pero sacó la fuerza para esta valentía y audacia de una vida ascética estricta, marcada por oración y contemplación . Cristo era el centro de su vida: “Mi programa diario es la vida de Cristo,” escribió.
Oración Colecta
Señor Dios:
Celebramos hoy con gratitud
la fiesta de San Bernardo,
tu profeta de unidad y de reconciliación.
Que, como él, nosotros también hallemos la fuerza
para hablar claro y actuar cuando sea necesario,
en la oración y contemplación,
para que podamos ver las realidades más profundas
de la vida y de nuestro mundo
con ojos de fe y amor.
Otórganoslo por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro
Respondiendo a su invitación,
nos reunimos en torno a la mesa de tu Hijo
mientras nos preparamos para participar en este banquete.
Así como él nos ha unido como sus hermanos y hermanas,
que el Espíritu Santo no conserve unidos
en la vida de cada día.
Que él no vincule juntos en comunidades fuertes y convencidas
en las que nos sepamos aceptar unos a otros
a pesar de nuestras diferencias.
Únenos en el amor de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
El salmista se regocija
cuando hermanos y hermanas
pueden vivir juntos en un amor.
Que esto sea una realidad entre nosotros
que creemos en el mismo Señor que nos une, Jesucristo.
Que el más profundo testimonio de nuestra fe sea
el vivir los unos para los otros en la misma unidad
que unió a tu Hijo Jesucristo contigo,
nuestro Dios vivo y amoroso,
ahora y por los siglos de los siglos.