Liturgia viva del sábado de la xii semana del tiempo ordinario o santa maría en sábado, memoria libre
DIOS VISITANTE, GRAN FE
Introducción 
Primera Lectura: “¡Grita  con toda el alma al Señor! ¡Levanta hacia él tus manos!”, nos decía el  profeta. El mensaje de hoy es mensaje de esperanza: que cuando el  castigo nos viene a causa del pecado no habríamos de echarle la culpa a  Dios y abandonar la esperanza, sino volvernos humildemente y acudir a  Dios.  
Evangelio. 
 Con  una simple palabra, y pronunciada a distancia, Jesús restauró la salud  del criado del centurión. como respuesta a la maravillosa fe de este  oficial romano pagano. Este oficial pagano es modelo de fe para todos  nosotros. Su fe le hace digno de tomar parte en el banquete del Reino.  Y la Iglesia nos propone sus mismas palabras antes de recibir el cuerpo  del Señor, en la comunión.  
Colecta  
Señor Dios nuestro: Tú vienes y con frecuencia nos visitas, pero cuántas veces también no estamos atentos a tu venida. Haznos conscientes de tu presencia, ara que te recibamos con ilusión y nos enriquezcamos con tu visita. Haznos apreciar altamente tu hospitalidad cuando en la eucaristía preparas para nosotros la mesa de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. 
Intenciones
- Para que todos los pueblos de la tierra oigan claramente dónde se puede encontrar al Señor, llegar a conocer su nombre y suplicarle a él, oremos.
 - Para que nosotros nos cuidemos de los enfermos y les llevemos curación y fortaleza por medio de nuestra amistad y de palabras de aliento, oremos.
 - Para que sepamos dar la bienvenida a extranjeros y a desconocidos en nuestras comunidades cristianas, e invitarles a formar comunidad con nosotros, oremos.
 
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre de todos:   Traemos hoy ante ti este pan y este vino   para celebrar nuestra gratitud para contigo   al reunirnos en torno a Jesús, tu Hijo.   En él tú nos has aceptado.,   Hombres y mujeres    de todos los pueblos y culturas,   sentados a su mesa acogedora,   comen este pan de vida   y beben este vino de alegría.   Que todos conozcan tu nombre   y alaben tu amor que sana y fortalece.   Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.   
Oración después de la Comunión
Padre nuestro que estás en el cielo:    Te damos sinceras gracias    porque tu Hijo pronunció sobre nosotros,   –indignos como somos-   su palabra sanadora.   Que ojalá él encuentre gran fe en nosotros,   como la encontró en el centurión..   También te damos gracias, Padre,   porque la promesa de Jesús se ha cumplido:   Muchos han venido del Este y del Oeste   para comer de la misma mesa con tu pueblo,   cuando nos unimos todos juntos en la eucaristía.   Acepta nuestra acción de gracias   por medio de Jesucristo, nuestro Señor.  
Bendición  
Que  ojalá el Señor nos dirija también a nosotros, cuando oramos con  sinceridad y humildad, las mismas palabras que dirigió al centurión:  “Que se cumpla lo que has creído.” Y que el Dios todopoderoso les  bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.          
				
                    
