Liturgia viva del Sábado de la IV Semana de Pascua
EXCLUSIÓN, NO
(Hch 13,44-52; Jn 14,7-14)
Introducción
A su manera muy peculiar, los judíos de Antioquía, en Pisidia, querían monopolizar la salvación, quizás permitiendo más tarde a los paganos tomar parte en ella, a través de sí mismos. Por esta razón rechazan a Cristo, a su evangelio y a sus misioneros. — Pero, ningún grupo particular puede monopolizar a Cristo. Él vino como Luz, para el mundo entero. Viniendo a nosotros, Cristo aceptó a los hombres tal como son, en sus propios términos, para salvarles en su propia situación, mentalidad y cultura. — Así era también la Iglesia de los apóstoles, dispuesta a acoger no solamente a los judíos, sino también a los paganos. — Así también hoy la Iglesia debe ser misionera, acogiendo y sirviendo a todos. De este modo la Iglesia hará como hizo Cristo: ser el signo de salvación y esperanza para el mundo, mostrar al Dios distante como muy cercano y presente en nosotros y en medio de nosotros.
Oración Colecta
Tú eres distante y desconocido,
y sin embargo eres tan cercano e íntimo a nosotros
que nos conoces, nos amas y nos salvas
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Que él esté presente en nosotros y en nuestras acciones
para que podamos realizar
las mismas obras de justicia, verdad y amor servicial
que él realizó,
y así llegar a ser el signo para el mundo
de que tu Hijo vive
y de que tú eres un Dios Salvador,
ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por la Iglesia -que somos nosotros-, para que escuchemos siempre la palabra de Dios con atención y alegría, y así lleguemos a conocer mejor al Señor, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que no guardemos de modo egoísta al Señor Jesús sólo para nosotros mismos, sino que lo demos a conocer a otros, sobre todo por la forma cómo vivimos su Buena Nueva, el evangelio. Roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades cristianas, para que seamos fervientes en la oración y pidamos insistentemente, en nombre de Jesús, más unidad y amor, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
En estos signos de pan y vino
que ahora te ofrecemos,
tú nos das a tu Hijo
como luz para todos;
pero sólo si creemos podremos ver la luz.
Danos esos ojos de fe,
y que la luz de tu Hijo brille en las obras que hacemos,
para que, al verlas, nuestros hermanos te alaben.
Te lo pedimos en nombre de Jesús,
que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú viniste a nuestro mundo
para salvar a los hombres
en su situación y mentalidad concretas.
Por medio de Jesucristo,
que está con nosotros ahora,
abre a tu Iglesia, a los misioneros y a todos nosotros
para que sepamos acoger con amor
a todos los hombres,
hermanas y hermanos nuestros,
y para acompañarlos con humildad
desde dentro de su cultura y mentalidad
por el camino que conduce a ti.
Estamos seguros, oh Dios Padre,
de que escucharás nuestra oración,
ya que te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.
Bendición
Hermanos: Si creemos en Dios y le amamos profundamente, desearíamos verle para conocerle mejor. Quizás podamos mostrar a los que nos rodean algo del rostro de Dios por medio de nuestra bondad y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.