Liturgia Viva del Sábado de la IV Semana de Cuaresma. San Francisco de Paula, ermitaño
SIGNO DE CONTRADICCIÓN (Jer 11,18-20; Jn 7,40-52)
Introducción
Es muy duro para una persona que “ha sido seducida por Dios”, como dice Jeremías, ser rechazado por su propia comunidad a la que ha dedicado su vida y en la que anteriormente ha sido testigo de lo espiritual. Jeremías es fuente de división. – Lo mismo le pasó a Jesús. — ¿Estamos nosotros dispuestos y deseosos de correr el riesgo de ser cristianos, de ser signos de contradicción junto con Cristo? Si corremos ese riesgo, sin duda nos ha de producir dolor y sacrificio. Seremos rechazados y ridiculizados. ¿Podemos aceptar esto con ecuanimidad? De hecho esta responsabilidad la asumimos en el momento de nuestro bautismo.
Oración Colecta
Cuando la gente se encontró con tu Hijo,
él se convirtió en fuente de división:
Él afectó sus vidas
de una forma o de otra.
Nosotros queremos aceptar plenamente a Jesús,
y vaciarnos de nosotros mismos
para darle espacio a él
en nuestra vida de cada día,
aun cuando ello implique dolor y sacrificio.
Ayúdanos para que con él
busquemos y hagamos siempre tu voluntad.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Para que sepamos aceptar con serenidad la cruz, cuando seamos rechazados o ridiculizados a causa de nuestra fe, roguemos al Señor.
- Para que todos los que sufren se pongan confiadamente en las manos de Dios, roguemos al Señor.
- Para que nosotros, los cristianos, tomemos siempre partido a favor de todo lo que es justo, verdadero y bueno, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tu hijo vino a nosotros
para vivir ante nuestros ojos
la vida de un hijo cariñoso
y de un siervo fiel.
Él está aquí ahora, según su promesa,
en medio de nosotros.
Que, como él, no busquemos nosotros popularidad
ni paz a cualquier precio.
Por eso te pedimos que nos des valor
para caminar contra la corriente irresistible
de opiniones y criterios mundanos,
cuando nuestra fidelidad a ti lo requiera.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Ser fieles y leales a ti
y honestos con nosotros mismos
no es siempre cómodo.
Tampoco lo fue para tu Hijo, Jesús.
Te pedimos hoy:
Que nuestros problemas y malentendidos
no nos llenen de amargura,
sino que nos sirvan,
aunque sea a pequeña escala,
para llevar vida y esperanza
a nuestros hermanos y a nosotros mismos,
estando siempre unidos con Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Si se nos rechaza a causa de nuestra fe y sus implicaciones, que Dios nos dé la actitud interior y la fortaleza para no tener miedo, sino más bien para ser testigos del Señor y para obrar siempre lo que es justo y bueno.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.