Liturgia Viva del Sábado de la III Semana del Tiempo Ordinario. Santa María en sábado
¿POR QUÉ TEMEN USTEDES?
(Mc 4,35-41)
Introducción
Mucha gente tiene miedo hoy. Nuestros tiempos son muy inseguros en muchos aspectos, a causa de guerras, violencia y crisis morales y económicas. La vida parece moverse demasiado aprisa, para muchos. Y la Iglesia, en sus líderes y en sus miembros, se encuentra con frecuencia disgustada, contrariada y con miedo. Dios parece estar muy lejos, como un Dios dormido, un Dios que parece indiferente a nuestros miedos e incertidumbres. Entonces, ¿dónde quedan nuestra fe y esperanza? Volvámonos a Jesús, que viaja en la barca con nosotros, y despertémosle a él que es nuestro Señor y nuestro hermano mayor, que está aquí en medio de nosotros.
Oración Colecta
Cuando clamemos a ti en las tempestades de la vida,
danos la certeza de que tú te preocupas
y de que estás con nosotros,
incluso cuando nos parece
que estás ausente y silencioso.
Que nuestra fe permanezca tranquila y firme
y que se haga más profunda en cada prueba y tribulación.
Guárdanos creyendo que las olas te obedecen
y de que bajo tu mando los poderes del mal no pueden dañarnos.
Permanece con nosotros por medio de tu Hijo,
Jesucristo, Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por la Iglesia de Jesucristo, para que su fe y su amor no vacilen ni titubeen en las dificultades y tormentas de nuestro tiempo, roguemos al Señor.
- Por todos los que tienen dudas de fe y tienen miedo de afrontar el futuro, para que Dios les dé valor , y para que nosotros podamos refrescar y renovar su esperanza, roguemos al Señor.
- Por los marineros y pescadores, para que la mar les sea pacífica y generosa; y por todos los que viajan, para que lleguen sin percances a su destino, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Guarda viva en nosotros, Señor Dios nuestro,
nuestra fe y confianza en ti
por medio del pan de amor y justicia
de tu Hijo Jesucristo.
Aun cuando no sepamos
lo que el futuro nos deparará,
guárdanos caminando hacia la ciudad fuerte,
de sólidos fundamentos
cuyo diseñador y constructor eres tú,
la ciudad donde reinen firmemente
la justicia, la paz y el amor eternos.
proclamada y prometida para nosotros
por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Por la conmovedora palabra de tu Hijo
nos has llamado a nosotros, gente de poca fe,
a remar mar adentro y dejar atrás nuestra cómoda seguridad..
Por su pan de vida -la eucaristía- has restaurado nuestra fuerza.
Cuando las olas y los vientos del temor
amenacen envolvernos
y arrastrarnos a la deriva perdiendo el rumbo
guárdanos a todos, firmes y confiados,
con la seguridad de que tu Hijo está con nosotros
y que él nunca nos abandonará,
porque él es nuestro Señor y Salvador
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Ésta ha sido una celebración de aliento y confianza. Jesús nos ha asegurado: Yo estoy con ustedes. No teman. Enfrenten la vida y los problemas como Iglesia y como personas. Confíen en mí.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.