Liturgia viva del sábado de la iii semana de Cuaresma

Fecha

21 Mar 2020
Finalizdo!

DIOS  VE  LO  QUE  HAY  EN  NOSOTROS
(0s 6,1-6; Lc 18,9-14)

Introducción
    No podemos salvarnos sólo por ritos y prácticas exteriores. El pecado se perdona, y la felicidad se encuentra, en un encuentro personal de amor con Dios. Si reconocemos que somos pecadores, personas que a veces hemos fallado y que podríamos portarnos mejor, reconocemos que nuestro amor es todavía muy limitado y que, por tanto, hay espacio para el crecimiento. Dios venda nuestras heridas y nos aúpa a la vida. Él nos salva de nuestra incapacidad y de nuestro  descalabro. Él mismo nos hace crecer en la vida cristiana y en el seguimiento de Jesús.

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:
Tú, tú mismo nos recuerdas
a través de tus santos
que todas nuestras prácticas religiosas,
incluso este sacrificio eucarístico,
no tienen ningún valor
si los usamos para doblegarte a nuestro proyecto egoísta.
Oh Dios, que nos acerquemos a ti
con humildad y arrepentimiento,
listos y dispuestos a encontrarte con amor
y volver a tu camino,
dejando nuestros tortuosos senderos.
Acéptanos, como a hijos e hijas tuyos que somos,
junto con Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

 
Intenciones

  • Para que reconozcamos humildemente ante el Señor que somos mujeres y hombres heridos espiritualmente, necesitados de curación interior, roguemos al Señor.
  • Para que no nos preocupemos en exceso de cumplir observancias externas, sino más bien de que nuestra vida y nuestras obras sean sinceras y transparentes a los ojos de Dios y a los de los hermanos, roguemos al Señor.
  • Para que no presumamos nunca ante el Señor de lo que hemos hecho por él, sino que reconozcamos agradecidos lo mucho que él ha hecho por nosotros, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:
No nos hemos reunido juntos aquí
para justificarnos ante ti
o para jactarnos infantilmente de nuestros méritos.
Te pedimos con toda sencillez, Señor,
que nos aceptes como somos,
con nuestra buena voluntad,
nuestros torpes esfuerzos
y nuestras mediocres y poco entusiastas conversiones.
Acéptanos junto con el valioso sacrificio de tu Hijo,
que siempre está con nosotros
y vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión

Oh Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Hemos celebrado en esta eucaristía con tu Hijo
el memorial de su sacrificio.
Danos ahora fuerza y determinación
para convertir nuestra vida de cada día
en una prueba viva
de que somos uno con él
y de que le queremos seguir en el camino,
a través de la muerte hacia la vida plena.
Que él permanezca siempre con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.

Bendición

Hermanos: Dios nos curará y vendará nuestras heridas.
No nos jactemos de nosotros mismos,
sino regocijémonos por el amor paciente
y por la bondad sin límites del Señor hacia nosotros.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. 
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