Liturgia Viva – Sábado después de la Epifanía
VIDA CON FE EN JESÚS
Introducción
 Lo que el apóstol  Juan dice en su carta sobre la fe en Jesús queda ejemplificad en el evangelio.  La fe consiste en creer en Jesucristo, “que vino por el agua y la sangre”;  cuando se bautizó en las aguas del Jordán, fue proclamado Hijo de Dios; al  derramar su sangre en la cruz, cumplió plenamente su misión. Este Jesús tiene  vida eterna. Creyendo en él le encontramos como persona y participamos de su  vida.
   El leproso cree en él: “Tú puedes  curarme”, le dice. Jesús restaura lo cura y así manifiesta una vez más que el  poder y la vida de Dios está en él.
Oración Colecta
   Señor, Dios de  vida:
   Nosotros  creemos con todo nuestro ser
   que Jesús es  tu Hijo y nuestro Salvador.
   Él puede  curarnos de la lepra del pecado
   y hacernos  partícipes de la plenitud de su vida.
   Señor, haz más  profunda nuestra fe en él 
   de forma que  cambie nuestras vidas.
   Que  encontremos a tu Hijo
   de persona en  persona,
   para que él  viva en nosotros 
   y para que  seamos testigos
   de que él es  nuestro Señor y Salvador,
   que vive  contigo y con el Espíritu Santo, 
   un solo Dios,  por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que todos los cristianos, especialmente los líderes de nuestra Iglesia, por su bondad y por su alegría espontánea den fuerte testimonio de que Jesucristo es nuestro Señor resucitado, roguemos al Señor.
 - Para que todos los pueblos de la tierra puedan oír dónde se puede encontrar al Señor y llegar a conocer su nombre y orarle, roguemos al Señor.
 - Para que la fe y esperanza de los enfermos y de los moribundos esté firmemente anclada en nuestro Señor Jesucristo, que es la resurrección y la vida, roguemos al Señor.
 
Oración sobre las Ofrendas
   Señor Dios  nuestro:
   En estos  signos de pan y vino
   recordamos que  Jesús derramó su sangre
   para que  pudiéramos compartir su vida y su amor. 
   Por este pan y  este vino, renuévanos interiormente 
   para que  crezcamos a su imagen y semejanza
   y para que tú  reconozcas en nosotros el rostro de tu propio Hijo,
   Jesucristo  nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
   Señor Dios,  Padre amoroso:
   Tu Hijo ha  estado con nosotros
   y nosotros nos  confiamos a él con fe.
   Que ojalá esta  fe marque de tal modo nuestras vidas 
   que, ante lo  que nos brinde inesperadamente el futuro,
   sigamos  confiando y esperando
   que él es  nuestra vida, nuestra curación y nuestra alegría,
   y que con él y  a causa de él 
   viviremos en  tu amor
 por los siglos  de los siglos.
Bendición
   Hermanos:  “Quien tiene a Jesús, el Hijo, tiene vida”, nos ha dicho hoy el apóstol Juan.  Que la vida de Jesús siga creciendo  en  todos nosotros. 
   Para ello, que  la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre  nosotros y nos acompañe siempre.
				
                    
