Liturgia Viva del Sábado de la I Semana del Tiempo Ordinario. San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia. Santa María en sábado
DIOS LLAMA A LOS DÉBILES
( 1 Sm 9,1-4. 17-19; 10, 1ª; Mc 2,13-17)
Introducción
Dios tiene sus propios planes y estándares, que con frecuencia no concuerdan con nuestra sabiduría humana. Por ejemplo: Él llama a pecadores –gente limitada y deficiente- y los considera suficientemente buenos para hacer el trabajo de Dios, incluso encomendados con una misión especial. Dios toma a Saúl de una tribu insignificante del pueblo de Dios. Él al principio responde, pero falla más tarde.
Evangelio. Mateo es un pecador público típico, un cobrador de impuestos, uno que no solo estaba explotando a su propio pueblo, sino que le era traidor, como colaborador con la fuerza de ocupación, los romanos. Pero él responde al llamado de Jesús y se convierte en su apóstol y mártir, fiel hasta el final.
Oración Colecta
Tú llamas a personas débiles -aun siendo pecadoras-
para ir dando forma a tus sueños
sobre los hombres y su mundo
y para ser instrumentos de salvación.
Danos confianza, no en nuestra propia fuerza,
sino en el poder de tu amor,
que puede hacer,
por medio de nosotros y con nosotros,
lo que somos incapaces de hacer.
Te damos gracias por llamarnos
a salir de nuestra fragilidad y alienación,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por la Iglesia, que es una comunidad de santos y pecadores, para que nosotros, pueblo de Dios, y nuestros líderes, no tanto condenemos a los que fallan, sino que les demos nuevas oportunidades en la vida, roguemos al Señor.
- Por los que con frecuencia se sienten frustrados y ya ni se atreven a creer en si mismos, en Dios o en la comunidad, para que saquen nuevo valor y esperanza al recibir de nosotros misericordia y comprensión, roguemos al Señor.
- Por los sacerdotes y religiosos, para que sigan confiando en el Señor que les llamó a pesar de sus debilidad humana, y para que con Cristo cuiden especialmente de los pobres y de los débiles, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
A tu Hijo no le pareció que rebajara su dignidad
yendo a las casas de los pecadores
y comiendo y bebiendo con ellos.
Estamos agradecidos de que aquí hoy
él se haya sentado a la mesa con nosotros,
que somos débiles y pecadores.
Reconocemos tu amor misericordioso
para con nosotros.
Todo lo que podemos decir es:
“Gracias, Padre”,
por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
En esta eucaristía
hemos experimentado tu misericordia y perdón
y tu llamado a que esperemos y confiemos en ti.
Que nunca menospreciemos, y mucho menos despreciemos
a personas que estén luchando contra su propia debilidad,
o que se encuentren demasiado cansadas
para mantenerse en pie.
Ayúdanos a reconocer en ellas
nuestra propia carne y sangre desgarradas.
Clamamos a ti, Padre, en voz alta o en silencio,
para que nos concedas un corazón comprensivo
y unas manos dispuestas a ayudar y servir.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: ¡Qué atrevido Jesús, y qué seguro de sí mismo! Jesús elige a un hombre a quien todos consideran pecador público, lo convierte nada menos que su apóstol, y para construir su Iglesia cuenta con él así como con algunos otros apóstoles que más tarde mostrarán signos de gran debilidad. Dios confía en nosotros, se fía de nosotros. Confiemos también nosotros en él, mientras pedimos su bendición.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.