Liturgia viva del miércoles de la xix semana del t. ordinario, feria o santa juana francisca de chantal
CARGANDO  EL UNO AL OTRO  
(Ez 9:1´7; 10:18-22; Mt 18:15-20)
Introducción.
El Dios santo no puede soportar el mal; así  lo proclama Ezequiel a un pueblo infiel;  solamente los marcados con la señal de Dios, los que responden personalmente a  su oferta de salvación, se salvarán.– Aun con todo, este Dios es también un  Dios que perdona, como todos hemos experimentado personalmente.  ¿Qué sería de nosotros sin perdón?
     
 Evangelio. ¿Qué  hacer si mi hermano o hermana se pierden y se desvían del camino?  Una de las tareas más difíciles y  delicadas  es recuperar a nuestros  hermanos al buen camino, cuando han errado. Es nuestro deber, pero eso requiere  valor y, al mismo tiempo, mucho tacto, buscar el momento más oportuno,  y tener la disposición interior correcta por  ambas partes.  Debe ser mi preocupación,  porque los que yerran el camino  son  hermanos míos, vulnerables como yo, y heridos en su espíritu.
Oración Colecta
 Dios de misericordia y compasión:
     Tu Hijo Jesucristo nos  ha convocado juntos
   como comunidad de pecadores.
   Nosotros sabemos con gozo que tú nos has perdonado.
   Cuando nuestras debilidades amenazan nuestra unidad,
   recuérdanos nuestra responsabilidad mutua.
   Que tu Santo Espíritu, creador de unidad,
   nos dé la fuerza para cuidarnos unos a otros
   y para hacer todo lo que esté de nuestra parte 
   para permanecer como  una  comunidad viva,
   acogedora, y que saber perdonar,
   en la que seguimos encontrándonos como hermanos
   en el nombre de Jesús, Señor nuestro, 
   ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por todos los que Dios nos ha confiado con responsabilidad de apoyo mutuo: en nuestras familias cristianas, en nuestros pueblos y ciudades, en nuestros lugares de trabajo y en todas nuestras comunidades cristianas, para que el amor nos inspire siempre a tratarnos mutuamente con tacto fino y sincero y con delicado respeto, roguemos al Señor.
 - Por todos nosotros, para que creamos en la bondad de cada persona y sepamos ser pacientes los unos con los otros, roguemos al Señor.
 - Por nuestras comunidades, para que nos encontremos frecuentemente rogando en el nombre de Jesús por las necesidades del mundo y de la Iglesia, ya que Cristo nos asegura que nuestra plegaria será escuchada, roguemos al Señor.
 
Oración sobe las Ofrendas
 Oh Dios, Padre nuestro:
      Tú nos convocas a  sentarnos juntos 
   a la mesa de tu Hijo: en la eucaristía:
    los débiles con los  fuertes, los enfermos con los sanos,
    los pobres con los  ricos…
   Que tu Hijo nos colme aquí, en la eucaristía, 
   con la plenitud de su presencia
   y así sepamos aceptarnos mutuamente
   para vivir en paz y amistad
   los unos con los otros.
   Te ofrecemos nuestra buena voluntad
   y te pedimos por la fuerza necesaria 
   para acogernos cordialmente unos a otros 
   en el amor de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Oración después de la Comunión
  Oh  Dios, Padre nuestro:
      Tu Hijo Jesús ha estado  en medio de nosotros en esta eucaristía, y nos ha fortalecido con su cuerpo y sangre.
   Él  se apropió de nuestras  heridas del pecado y las curó.
   Que nosotros también sepamos apropiarnos  de las heridas –los sufrimientos-  de nuestros hermanos, como también de sus alegrías y felicidad.
   Que tu Hijo Jesús nos enseñe el arte de atraer de nuevo hacia ti y hacia la comunidad a los que se alejaron y descarriaron en el camino sin  amargarlos ni  humillarlos, sin ningún sentimiento de superioridad hacia ellos, sino con bondad acogedora, 
   simplemente  porque son  hermanos nuestros en Jesucristo nuestro Señor.
Bendición 
  Hermanos:  Sabemos que somos responsables los unos de los otros. Nuestra comunidad habría de ser un  lugar en el que pudiéramos hablarnos libre, amable y sinceramente,  y en el que a los que tienen problemas  les ayudáramos a permanecer en la comunidad,  o,  si  están ya alejados, a ganarlos e integrarlos de nuevo a la misma comunidad.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo   Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en   inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.
				
                    
