Liturgia Viva del Miércoles de la XII Semana del Tiempo Ordinario
DANDO BUEN FRUTO
 (Año I. Gen 15:1-12,17-18; 23:1-3; Mt 7:15-20)
 Introducción
 Año I. La certeza de la fe supone siempre una búsqueda por una realidad más perfecta, que todavía no poseemos. Como Abrahán, tenemos que aprender a vivir con visiones parciales, y ponernos confiadamente en las manos del Dios de la Alianza.
 Colecta
 Señor Dios nuestro:
 La actual renovación en la Iglesia
 y los cambios en nuestro mundo
 han hecho vacilar 
 muchas de nuestras certezas y seguridades; 
 y a veces no sabemos qué terreno pisamos.
 Danos, Señor, una fe firme, una profunda confianza,
 y la sabiduría de tu Espíritu.
 Ayúdanos a mantener nuestro sentido crítico, 
 para que no corramos detrás de falsos profetas; 
 pero, aun así, que nos mantengamos abiertos 
 a toda renovación auténtica
 que nos acerque más a ti
 y nos ayude a dar buen fruto,
 por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que no tengamos miedo cuando encontremos dificultades, sino que nos mantengamos siempre confiando en Dios que nos ama y que quiere que seamos felices, oremos.
 - Para que el evangelio y la vida de Cristo sean nuestra guía en todas la opciones y decisiones con que nos enfrentemos, oremos.
 - Que, con todo nuestro corazón, amemos al Señor, que ha sellado con nosotros una Alianza, uniéndonos consigo mismo y con los hermanos, oremos.
 
 Oración sobre las Ofrendas
 Oh Dios y Padre nuestro:
 En estos signos de pan y vino que te presentamos, 
 signos de comunión y de participación, 
 nos haces renovar nuestra Alianza,
 sellada de una vez para siempre
 en la sangre de tu Hijo.
 Todo lo que te pedimos, Señor, es:
 que tu Hijo sea el vínculo vivo
 entre ti y nosotros
 y entre nosotros y los demás hermanos.
 Entonces será fácil responder a tu amor
 y dar sabroso y delicioso fruto,
 en Cristo Jesús, nuestro Señor.
 Oración después de la Comunión
 Señor Dios nuestro:
 Por medio de tu Hijo, 
 que está en medio de nosotros,
 ayúdanos a descubrir de nuevo
 qué significa ser amado por ti.
 Que todas nuestras vidas sean
 un descubrimiento y una profundización
 de las riquezas y capacidades
 de nuestra fe, esperanza y amor, 
 para que demos frutos duraderos
 de bondad y de justicia,
 en respuesta a tu amor,
 que permanece por los siglos de los siglos.
 Bendición
 Hermanos: El árbol que da buenos frutos es un árbol bueno. Que la savia del evangelio de Jesús, su unión con nosotros y nuestra intimidad con él corran sin cesar por nuestras venas. Así daremos frutos de justicia, misericordia y amor, con la bendición de Dios todopoderoso, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.          
				
                    
