Liturgia Viva del Miércoles de la IV Semana del Tiempo Ordinario. San Blas, obispo y mártir. San Óscar, obispo
¿QUIÉN SE PIENSA QUE ES ÉL?
Introducción
Año I. El autor de Hebreos anima a los cristianos que tienen que huir de Jerusalén por seguir a Cristo. Sí, efectivamente, sus sufrimientos son difíciles de soportar, pero Dios les ama. Él es un Padre que corrige y prueba a sus hijos por amor, para que su fe se haga más madura a través de las dificultades y sufrimientos, que son parte de la vida y de nuestro ser cristiano. —¿Aceptamos también nosotros esto?
Evangelio. Un hombre o una mujer como nosotros, de a pie, cuyos padres conocemos, ¿cómo se atreve, él o ella, a hablarnos palabra de Dios – si es que es palabra de Dios? Jesús, el carpintero del pueblo, a quien todo el mundo conocía, ¿cómo podría hacer milagros y de dónde sacaba ese extraño mensaje que proclamaba? — La Iglesia, con todos sus defectos, y el sacerdote, que no es mejor que nosotros, ¿cómo se atreven a hablarnos en el nombre de Dios? — Pero… Dios habla por medio de gente ordinaria. La palabra y el mensaje de Dios son más fuertes que los débiles mensajeros que él envía para proclamar su palabra profética. Los vecinos de Nazaret, sus paisanos, no aceptaron a Jesús. — ¿Aceptamos nosotros a los que hablan fuerte y claro en favor de lo que es justo, verdadero y bueno?
Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro sin igual:
Tu Hijo, tu Palabra viviente,
vino a nosotros como uno de los nuestros,
formado de la misma carne y sangre.
Disponnos para acogerle siempre
y para escuchar lo que él nos diga,
aun cuando su palabra nos inquiete y nos moleste.
Y danos también valentía
para pasar esta misma palabra a otros,
para que nos libere a todos
y nos lleve a ti como pueblo tuyo querido.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la Iglesia siga escuchando a los profetas que están en medio de nosotros, ya que el Espíritu nos habla a través de ellos, roguemos al Señor.
- Para que el pueblo de Dios siga escuchando la palabra que Jesús nos dirige en nuestras asambleas cristianas, tomada como palabra de Dios dirigida hoy personalmente a cada uno de nosotros, roguemos al Señor.
- Para que, ante el silencio de los que no tienen voz, los cristianos como nuevo pueblo de Dios escuchen la voz del Señor que clama a voz en grito por justicia y compasión, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú nos pides aceptar con fe
tu palabra proclamada por tus mensajeros
y sobre todo por Jesucristo, tu Palabra viviente.
Haz que reconozcamos y acojamos
la humilde venida de tu Hijo
en estos signos sencillos de pan y vino.
Que su palabra y la de los profetas
arraiguen en nosotros y nos transformen
en una comunidad en la que prevalezca
el amor, la fraternidad,la justicia y el perdón
propios de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre amoroso:
Tú nos permites participar de tu fuerza y poder
por medio de Jesucristo, tu Hijo entre nosotros.
Que su palabra, que hemos escuchado hoy,
se haga verdad y realidad en nuestras vidas
y nos dé valor para proclamarla,
sin falsa vergüenza ni miedo,
a quienquiera que esté dispuesto a escucharla.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos escuchado hoy a Jesús: Que su palabra no caiga en oídos sordos. Y que no la guardemos sólo para nosotros mismos, sino que la compartamos con los demás como un reto para crear todos juntos una comunidad en la que imperen la justicia, la fraternidad y el amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.