Liturgia Viva – Viernes de la II Semana de Navidad.
NACIDO DE DIOS
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: 1 Jn 2,29–3,6
En su primera carta, el evangelista Juan reconoce a Jesús como el Hijo de Dios y lo presenta como el Siervo sufriente enviado por el Padre para nuestra Liberación.
Evangelio: Jn 1,29-34
Juan el Bautista revela cómo se le manifestó la verdadera identidad del hijo de carpintero de Nazaret dando cumplimiento pleno a su misión.
Oración Colecta
Señor Dios, Padre de Jesucristo:
Por medio de tu único Hijo
tú nos has hecho a nosotros también
hijos e hijas tuyos,
que nacen de ti y viven tu vida.
Ayúdanos a cumplir siempre tu voluntad
y a crecer en tu amor
hacia aquella libertad y madurez
a la que nos has llamado
en Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Oración de los Fieles
Señor Dios, nosotros, tus hijas e hijos, necesitamos que venga tu Reino. Por eso te pedimos: R/La fuerza de tu Espíritu para anunciar a todos tu Amor y tu justicia.
– Para que haya cada vez más hombres y mujeres alrededor del mundo que sepan que son hijos de Dios, de un Dios que los ama tiernamente como aman un padre y una madre, roguemos al Señor.
– Para que, aunque seamos diferentes de tantas maneras, lleguemos a aceptarnos, apreciarnos y amarnos unos a otros como hermanos, roguemos al Señor.
– Para que Dios nos cree de nuevo cada día a imagen de su Hijo y nos ayude a crecer cada vez más a semejanza de Jesús, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre nuestro:
Estos dones de pan y vino,
que proceden de tu generosa mano,
son también fruto de nuestro trabajo.
Te los presentamos como ofrenda,
como señales de nuestra buena voluntad
para continuar la lucha
contra las fuerzas del mal
en nosotros y a nuestro alrededor.
En las tormentas y pruebas de la vida
ayúdanos a vencer al pecado,
para que nos puedas revelar la gloria
que has preparado para nosotros
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios y Padre nuestro:
Tú has visitado a tus hijos e hijas
por medio de nuestro Hermano, Jesucristo.
Ayúdanos a vivir juntos
como una comunidad de amistad,
solidaridad y paz,
para que así demos testimonio
de que tú eres nuestro Dios
y de que nosotros somos tu pueblo,
por medio de Jesucristo,
nuestro Hermano mayor y nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: ¡Hijos de Dios: eso es lo que realmente somos! Que el pensamiento de esta realidad nos colme de admiración, gratitud y confiada seguridad. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.