Liturgia Viva del Miércoles de la I Semana del Tiempo Ordinario
OIGAN A DIOS Y RESPÓNDANLE
(Año II. 1 Sm 3,1-10. 19-20;Mc 1,29-39)
Introducción
La Primera Lectura de hoy nos narra la bonita historia de la vocación de Samuel. Él es el hombre atento a los signos de la presencia de Dios, que oye lo inaudible, ve lo invisible, donde otros no ven ni oyen absolutamente nada. Él está en contacto con Dios, como Jesús también, que se retiraba a un lugar solitario para orar. Cuando todo es silencio en nosotros es cuando mejor oímos a Dios.
Evangelio. El evangelio de hoy muestra la compasión de Jesús para con los afligidos con toda clase de desgracias, para con los desalentados y desolados. Jesús se compromete contra la muerte y la miseria. ¿No es acaso ésa la misión que Jesús nos confía también a nosotros hoy?
Oración Colecta
Nos llamas a escuchar
la palabra de amor y de misión
que tú nos diriges en esta eucaristía.
Haznos receptivos a tu palabra,
y que ella mueva nuestros corazones.
Ponnos en sintonía también con tu voz
que habla en los hermanos
y en los acontecimientos de la vida.
Y haznos también atentos a tu silencio.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que llevemos nuestros sufrimientos y problemas ante el Señor y hablemos de ellos con él, en oración confiada, roguemos al Señor.
- Para que las frustraciones y los fracasos no nos amarguen la vida, sino que nos ayuden a acercarnos más al Señor y a crecer como personas humanas, roguemos al Señor.
- Para que nuestros propios sufrimientos nos ayuden a comprender mejor a los hermanos, cuando los veamos inmersos en problemas, y disponnos a ofrecerles siempre nuestra discreta pero eficaz ayuda, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Estamos aquí ante ti
con estos dones de pan y vino
para participar en la mesa santa de tu Hijo.
Ayúdanos a ver
su velada presencia en medio de nosotros.
Y que prestemos oídos dóciles a su llamado
para comprometernos y entregarnos generosamente
los unos a los otros, en servicio desinteresado.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Al dejar este templo, lugar de silencio y de oración,
te pedimos que sepamos crear entre nosotros
islas de paz y de silencio.
No permitas que nos perdamos
y nos olvidemos de ti y hasta de nosotros mismos
en el ajetreo y agitación de nuestro trabajo,
sino ayúdanos a volver siempre a ti,
que eres el centro de nuestro ser y de nuestra vida,
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hay tantas formas en las que Dios continúa hablándonos en la vida. Estemos atentos a su presencia; aprendamos a verle, a oírle, a ser cercanos e íntimos suyos.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.