Liturgia viva del Miércoles de la I Semana de Cuaresma
CONVERSIÓN 
  (Jon  3,1-10; Lk 11,29-32) 
 Introducción 
 Convertirse es posible para  todos, incluso para los paganos; incluso para los que son  notorios por su crueldad, como el pueblo que  esclavizó a los judíos. Cuando el autor del Libro de Jonás dijo esto a los  judíos, fue para ellos un mensaje sorprendente. “Convertirse”… para los judíos,  bien; pero ¿para los paganos?  Jesús  parece que les da la vuelta a las cosas: Los paganos se vuelven a Dios, pero  ustedes, pueblo de Dios, no. — ¿No somos quizás los cristianos demasiado  satisfechos y pagados de nosotros mismos, pensando que somos pueblo de Dios, y  por lo tanto mejores que los demás, y por eso no necesitamos conversión?
 Oración Colecta
 Oh Dios, rico en perdón y  misericordia:
 Te pedimos una buena dosis 
 de humildad y honestidad
 para reconocer ante ti y ante  los hermanos
 que somos hombres y mujeres  débiles y falibles,
 que con frecuencia tratamos de  cerrar los ojos
 a nuestras faltas y pecados.
 Fortalecidos con la gracia, 
 lograda para nosotros con sacrificio 
 por tu Hijo en la cruz, 
 te imploramos nos concedas 
 valor para buscar tu perdón
 y para convertirnos y volver a  ti, 
 sinceramente y de todo corazón, 
 y para servirte con generosidad 
 a ti y a los hermanos.
 Te lo pedimos por Cristo nuestro  Señor. 
Intenciones
- Para que Dios conceda a la Iglesia valor para escuchar el llamado de Dios a una renovación y conversión constantes, roguemos al Señor.
- Para que nosotros escuchemos el llamado del Señor a ser cada vez más fieles al evangelio, roguemos al Señor.
- Para que la Iglesia, y cada uno de nosotros, recibamos el llamado a ser profetas para ayudar a transformar todo lo que hay que transformar en torno a nosotros y en el mundo entero, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
 Señor Dios nuestro:
 Tu Hijo Jesús te pidió que  perdonaras
 a los que le torturaban y  crucificaban.
 Él invitó a los pecadores a su  mesa
 como nos invita ahora a  nosotros. 
 Que él nos restaure y nos haga  recibir
 humilde y graciosamente
 su perdón y su amor. 
 Y que nosotros, a nuestra vez, 
 restauremos también a otros
 compartiendo con ellos tu  misericordia.
 Te lo pedimos por Jesucristo  nuestro Señor.
 Oración después de la Comunión
 Oh Dios misericordioso:
 Te pedimos que,  al acabar esta celebración eucarística,
 volvamos a nuestra casa y a  nuestro trabajo, 
 como pueblo transformado por la  Palabra de Jesús,
 sabiendo a dónde quiere él que  vayamos.
 Y que su pan de vida nos  robustezca
 para seguir por el camino que él  nos ha mostrado, 
 el camino hacia ti y hacia los  hermanos,
 porque él es nuestro camino, nuestra  verdad y nuestra vida
 ahora y por los siglos de los  siglos.
 Bendición
 Hermanos: Nuestro problema es  que algunas veces nos complacemos y nos felicitamos por lo buenos que somos.  Sin embargo, hoy se nos llama a vivir más profundamente el evangelio, para que  sea realmente Buena Noticia para nosotros y para los hermanos en derredor nuestro.Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo  descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.          
 
				 
                    
