Liturgia Viva del Miércoles de la I Semana de Adviento. San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia
PAN PARA LOS POBRES
(Is 25,6-10; Mt 15,29-37)
Introducción
Para Isaías el signo peculiar de los tiempos mesiánicos es que, por medio del Mesías, Dios dará a su pueblo abundancia de alimento y de bebida. El pueblo anhela la vida y la paz. Los prisioneros quieren quedar libres, los ciegos quieren ver, los hambrientos quieren pan. Pero también, así mismo, el pueblo tiene hambre de consuelo, amistad, perdón, entendimiento, aceptación, justicia, amor. Estos deseos serán colmados cuando Jesús, el Mesías, llegue. Él dará alimento al pueblo hambriento. — Y nosotros sus discípulos, tenemos también que satisfacer el hambre de los hermanos, porque él quiere actuar por medio de nosotros.
Oración Colecta
Oh Dios y Padre de todos:
Tú sabes cómo la gente siente hambre y sed
de verdad, de amor y de aceptación.
Si nosotros te aceptamos y creemos en ti
vemos cómo nuestra más profunda confianza y nuestras aspiraciones
son colmadas por ti,
cuando trabajamos por la venida de tu reino.
Haz que la copa que tú escancias para nosotros
rebose y se desborde sobre todo tu pueblo,
para que todos te alaben ahora
y por los siglos de los siglos. Amen.
Intenciones
- Para que la gente en todas partes del mundo tenga los ojos abiertos para ver y aliviar el hambre y las miserias de sus hermanos, roguemos al Señor.
- Para que nosotros no solo demos pan o arroz a los hambrientos, sino también amor, respeto y justicia, roguemos al señor.
- Para que el Señor nos ayude a respetarle y a venerarle a él por el alimento que nos da, que nos hace personas más valiosas, roguemos al señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre de todos:
Jesús está en medio de nosotros
y nos prepara su banquete eucarístico
con el pan y el vino de su total donación y entrega.
Que este santo banquete nos colme con su Espíritu
y nos forme como personas que viven no sólo para nosotros mismos,
sino, como Jesús, para los demás,
aun cuando el costo sea penoso.
Que esto sea hoy nuestra ofrenda para ti,
por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
El Señor a quien estamos esperando, Jesús, tu Hijo,
ha estado ya ahora con nosotros.
Nos ha saciado con el exquisito pan de vida
y con el vino alegre de sí mismo.
Que él nos ponga de nuevo en pie,
para que, fortalecidos con su cuerpo y con su sangre,
vayamos a los pobres, a los cojos y a los débiles de nuestro tiempo
para darles el alimento de nuestra comprensión,
nuestra acogida y nuestro amor,
por el poder de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos el signo de que Jesús, el Mesías, está presente en su pueblo es que los hambrientos son nutridos y alimentados. — Entre nosotros, hoy ¿les damos alimento a los hambrientos? ¿Nos preocupamos por los hermanos necesitados, y les ayudamos en su necesidad?
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.