Liturgia viva del martes de la xxvii semana del t. ordinario, feria o san bruno, presbítero
HOSPITALIDAD  
 (Año I. Jon 3,1-10; Año II. Gal 1,13-24; Lc 10,38-42)
Introducción
      Año I. En la experiencia de Jonás, la palabra de Dios es muy poderosa si  la proclamamos al pueblo en el nombre de Dios y si el pueblo está abierto a  ella.
      Año II. Pablo afirma que tiene derecho de hablar en nombre de Cristo,  porque fue Jesucristo mismo quien le transmitió  la Buena Noticia  para proclamarla.
      Evangelio. Una familia o una persona acogedora hace a los huéspedes sentirse  como en casa y les da lo mejor de que dispone. Pero si somos verdaderamente  acogedores, escuchamos también al huésped, y recibimos de él o ella quizás más  de lo que nosotros damos y de una manera más profunda. Recibimos al huésped  como persona. – Dios se nos presenta en la Biblia como un viajero que va de  viaje (Cfr. Emaús).  Pide hospitalidad  como un extranjero o como un pobre. Cristo también dice que  cuando recibimos a uno que no tiene alojamiento,  le recibimos a él.
Oración Colecta
   Oh Dios y Padre bondadoso:
   Nos has invitado a estar contigo,
   a escuchar el mensaje de Jesús, tu  Hijo,
   y a aceptar de él tu paz y tu amor. .
   Que sepamos acogerle de corazón
   y que aprendamos de él 
   a acogerle también en los hermanos que  nos suplican
   cuando nos piden perdón,
   y un poquito de calor humano, 
   de paciencia, esperanza y alegría.
   Que tus siervos no  pasen de largo ante ellos.
   Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que reconozcamos al Señor en los rasgos de un desconocido o un extraño y le acojamos como acogeríamos a Jesús mismo. roguemos al mismo Señor.
 - Que acojamos lo mejor que nos ofrecen nuestros hermanos, incluso antes de que nosotros compartamos lo mejor de nosotros mismos con ellos, roguemos al Señor.
 - Para que nosotros seamos y permanezcamos siempre personas hospitalarias y acogedoras, roguemos al Señor.
 
Oración sobre las  Ofrendas
   Padre:
   Queremos acoger a Jesús, tu Hijo
   en estas ofrendas de pan y vino.
   Ábrenos a su palabra y a su mentalidad. 
   Prepáranos para acogerle en la gente
   y encontrarle en sus personas
   incluso cuando viene en un momento diferente
   y de otra manera de lo que esperábamos.
   Enriquécenos al compartir unos con  otros
   tu regalo más valioso para nosotros,
   Jesucristo mismo nuestro Señor.
Oración después la  Comunión
   Oh Dios Señor nuestro:
   Tú has venido a nosotros en tu Hijo
   para ser nuestro huésped.
   Que en nuestra vida de cada día
   estemos siempre abiertos 
   a cualquier hermano en necesidad.
   Ayúdanos a reconocerte y a acogerte
   en todos los que se acercan a nosotros.
   En cada encuentro humano
   ofrécenos tu gracia y tu amor
   por medio de Jesucristo tu Hijo, 
   que vive y reina contigo 
   y permanece con nosotros
   ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
 Hermanos: En esta eucaristía  hemos sido los invitados del Señor. Él ha sido muy hospitalario con nosotros,  escuchándonos y dirigiéndonos sus cálidas palabras de amistad. Él nos envía  ahora a ser, los unos para con los otros, huéspedes y anfitriones. Acojan ahora  la bendición del Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.          
				
                    
