Liturgia Viva del Martes de la X Semana del Tiempo Ordinario
LA LUZ SE PRUEBA A SÍ MISMA
Introducción
Para probar qué gran profeta era Elías, el ciclo de Elías en el libro de los Reyes muestra cómo premió a la viuda procurando que ella no sufriera en tiempo de la hambruna por falta de alimento. Más tarde devolverá la vida a su hijo difunto.
Evangelio.
Durante el régimen comunista en Polonia, solamente unos doce Colegios Católicos de segunda enseñanza para muchachas continuaron bajo la dirección de religiosas. Tenían que seguir el programa del Estado, sin nada de religión. Cuando les preguntaban a las religiosas si encontraban algún sentido en su trabajo, una hermana directora contestó: “Permanecemos con las niñas, estamos presentes en medio de ellas. Si nos esforzamos por ser buenas cristianas, automáticamente hacemos que la luz brille. La luz da prueba por sí misma. No hay por qué hablar de ella.” Sus palabras son un eco de aquellas otras de Cristo en el evangelio. Un cristiano no tiene necesariamente que predicar desde el púlpito… Una auténtica vida cristiana es ya de por sí una proclamación del evangelio.
Colecta
Dios, Señor nuestro, Tu Hijo le pide a cada discípulo ser la sal y la luz del mundo. Condimenta nuestras vidas y nuestras palabras con la sal de tu Evangelio, de tal modo que todos los que se encuentren con nosotros saboreen qué bueno es vivir en tu amor y trabajar alegres y esperanzados por un cielo y una tierra nuevos donde reine la justicia, la amistad y la paz. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.
Intenciones
- Que en la Iglesia haya hoy hombres y mujeres que nos muestren algo del rostro de Dios, por su bondad e interés por los pobres y pequeños, roguemos..
- Que en nuestras comunidades podamos ser como la sal que preserva entre nosotros el sentido del servicio y del compromiso hacia los otros, roguemos.
- Que no seamos ciegos a las necesidades de los pobres y de los que sufren, y que les ayudemos generosamente a llevar sus pesadas cargas, roguemos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro, tú das sabor a nuestras vidas por medio del pan y el vino de tu Hijo, pues nos empapan en su fidelidad y amor. No permitas que perdamos nuestro sabor sino, al revés, dale más fuerza todavía para usarlo con el fin de preservar en este mundo la bondad y el amor entregado que nos has mostrado en tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro, las palabras pronunciadas por tu Hijo han sido luz en el camino de la vida; y su cuerpo ha sido fuente de renovación. No permitas que nosotros ocultemos la luz de su amor fiel que se olvida de sí mismo, sino que brille resplandeciente para que los otros puedan ver en nosotros un resplandor o reflexión de su bondad; y así alabarte a ti, Dios nuestro por los siglos de los siglos.
Bendición
“Yo soy la luz del mundo”, dice Jesús, y nos dice también a nosotros: “Ustedes son, deben ser, la luz del mundo.” Que nuestra fe brille e inspire a todos, con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.