Liturgia Viva del Martes de la I Semana de Cuaresma. San Juan de Dios, religioso
PALABRA  DE DIOS Y PALABRA A DIOS 
 (Is 55,10-11;  Mt 6,7-15) 
Introducción
             Dios proclama su palabra al pueblo de muchas maneras:  primeramente, con su “palabra-en-acción”, es decir, sus intervenciones y obras salvadoras;  en segundo lugar, sus palabras escritas en  la Biblia. Y sobre  todo,  Dios nos habla y proclama su Palabra-Viva, Jesucristo.
 La palabra  de Dios puede oírse realmente y encontrar resonancia eficaz solamente cuando  toma carne y sangre   -cuando se  “en-carna”-   en la vida de la persona y  vibra con pensamiento y sentimiento   humanos. Si es así, uno puede responder a ella con palabras orantes de  reconocimiento y gratitud,  y con la  oración-hecha-vida de las buenas obras. La oración es nuestro eco a la palabra  de Dios, y lo mismo son nuestras buenas obras. A la palabra de Dios respondemos, en oración y en acción, con nuestra palabra a Dios. 
 Oración Colecta
 Señor Dios nuestro:
 Tú nos proclamas tu poderosa  palabra 
 para nuestro bien,
 pero no podemos decir que de  verdad la oímos,
 si no sacude nuestras vidas
 y es proclamada en clave humana. 
 Sigue tú, Señor, hablándonos con  tu palabra, 
 y abre nuestros corazones a  ella, 
 para que produzca fruto en  nosotros
 cuando hacemos tu voluntad
 y llevamos a cabo 
 aquello para lo que hemos sido  enviados.
 Te lo pedimos por medio de la Palabra Viviente,
 el Verbo Encarnado, 
 tu Hijo Jesucristo, nuestro  Señor. 
Intenciones
- Para que sepamos ser y hacer eco de la palabra de Dios en nosotros mismos, en nuestra oración y en el bien que hacemos a nuestros hermanos, roguemos al Señor.
- Para que estemos siempre muy cercanos a la Palabra Viva de Dios, Jesucristo mismo, y que él sea el centro de nuestra vida, roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros seamos hombres y mujeres de oración, que oremos pidiendo no solamente por nuestras necesidades personales, sino también por las de la Iglesia y las del mundo, roguemos al Señor.
Oración sobre las  Ofrendas
 Padre nuestro que estás en el  cielo:
 Tú nos proclamas tu Palabra Viva
 -tu mismo Hijo, Jesucristo-,
 y nos lo das en la eucaristía como  pan de vida.
 Que con él te respondamos
 con palabras de oración 
 dichas con nuestros labios 
 y que brotan de nuestro corazón,
 y también con nuestras obras
 que son las palabras vivas 
 de nuestro fiel servicio y amor
 a ti y a los hermanos. 
 Éste es nuestro ofertorio 
 en esta eucaristía de hoy,
 que te lo ofrecemos 
 por medio de Jesucristo nuestro  Señor.
 Oración después de  la Comunión
 Oh Dios y Padre nuestro:
 Alabamos tu santo nombre
 por hablarnos en las Escrituras
 y, sobre todo en la persona de  tu Hijo, Jesucristo,
 Verbo de Dios hecho hombre.
 Que ojalá tu palabra no vuelva  vacía a ti,
 sino que nos dé la fuerza de tu  Hijo
 y así te respondamos con  nuestras buenas obras, 
 para que lo que hemos prometido  y ofrecido en oración
 logre hacerse vivo y real en  nuestra vida.
 Te lo pedimos por Cristo nuestro  Señor.
  
 Bendición
 Hermanos: La palabra de Dios  tiene que tomar forma visible en nuestras vidas. Lo que hemos escuchado,  tenemos que vivirlo. El Hijo de Dios tiene que hacerse visible y hablar a  través de todo lo que somos, decimos y hacemos.Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu  Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.          
 
				 
                    
