Liturgia viva del lunes de la vi semana de Pascua, feria
¡SEAN TESTIGOS!
(Hch 16,11-15; Jn 15,26-16,4a)
Introducción
No deberíamos lamentarnos de que en el calendario litúrgico se haya abolido la octava de Pentecostés. En estas dos semanas, desde hoy hasta Pentecostés, fijamos nuestra atención en el Espíritu Santo. O las lecturas o las oraciones, o ambas a la vez, hablan del Espíritu Santo.
Jesús era el testigo fiel del Padre que nos mostró, de forma comprensible para el pueblo, cómo es Dios, pero ello le costó su vida. Por medio de su Espíritu hará a los apóstoles testigos también. Ellos han visto, por lo tanto TIENEN QUE hablar. Ellos creen, por lo tanto DEBEN hablar y actuar. Gracias a la fuerza del Espíritu, no tendrán miedo de nada ni de nadie. — Todos y cada uno de los cristianos estamos llamado a ser tales testigos.
Oración Colecta
Si realmente creemos en ti y en tu Hijo,
no podemos dejar de ser tus testigos.
Envíanos tu Espíritu de fortaleza,
para que no demos excusas poco convincentes
por no mantenernos firmes por ti
y por el amor y los derechos de nuestro prójimo.
Que solamente temamos
traicionarte a ti y a los hermanos
y tener miedo de dar testimonio.
Te lo pedimos por medio de Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Señor, envía tu Espíritu a tu Iglesia, para que sin miedo dé testimonio de que tú has resucitado, y así te decimos:
- Señor, que tu Espíritu descienda sobre nuestras comunidades, para que entendamos mejor tu Buena Noticia de salvación, y así te decimos:
- Señor, danos tu Espíritu, para que nos enseñe a orar desde el corazón, y te decimos:
Oración sobre las Ofrendas
Tu Hijo Jesús dijo:
”Nadie me arrebata mi vida;
soy yo quien la entrego libremente”.
Ya que él está con nosotros ahora,
que se digne darnos su Santo Espíritu
para que sepamos dar testimonio de él sin miedo
y para que nuestras obras, más aún que nuestras palabras,
muestren que creemos en Jesucristo, y que le amamos,
porque él es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Te pedimos ahora también
la fuerza de tu Espíritu
para que podamos ser testigos valientes
contra las condiciones injustas
que quizás nosotros mismos hemos ayudado a crear.
Haznos absolutamente honestos con nosotros mismos,
para que lleguemos a ser personas liberadas
que lleven la libertar de tu Hijo Jesucristo
a la gente y al mundo que nos rodea.
Que nuestro testimonio induzca
a nuestros hermanos y hermanas
a creer que tu Hijo vive realmente en medio de nosotros,
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Con frecuencia necesitamos arrojo y fortaleza para ser testigos de Jesucristo y de su evangelio. Si el evangelio contradice a la “opinión publica”, ¿quién sino el Espíritu de la verdad puede darnos el arrojo para hablar claro?
Que él hable claramente por nuestras palabras y por nuestras vidas. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.