Liturgia Viva del Lunes de la IV Semana de Pascua
IGLESIA ABIERTA: TODOS SOMOS LLAMADOS
(Hch 11,1-18; Año A: Jn 10,11-18)
Introducción
“He venido para que tengan vida –y vida abundante”, dice Jesús, el Buen Pastor. Él es la puerta para todos. En la Primera Lectura, Pedro defiende su acción de bautizar al pagano Cornelio con las mismas razones: También los paganos son llamados a aceptar el evangelio, y el Espíritu Santo también desciende sobre ellos, aunque aparentemente parece que los mismos cristianos han entendido el caso de Cornelio y de su familia como un caso excepcional. — ¿Está la Iglesia -estamos nosotros- abiertos a aceptar a todos?¿Qué hacemos para que esto llegue a ser una realidad? Así pues, está claro que Jesús había venido para traer vida a todos.
Oración Colecta
Tú enviaste a tu Hijo Jesús al mundo
para revelarnos que tú te preocupas de nosotros
y que tu amor se extiende a todos,
sin distinción alguna de raza o cultura.
Danos un gran respeto hacia todos,
vengan de donde vengan,
y que tu Iglesia abrace a todas las culturas,
para que Cristo sea verdaderamente
el Señor y Pastor de todos,
ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Señor Jesús, para que tu Iglesia mantenga siempre sus puertas abiertas de par en par para todos, aunque los atraídos por tu voz de Buen Pastor vengan de muy lejos, te pedimos:
- Señor Jesús, haz que nuestras comunidades abran generosamente sus puertas, tantas veces cerradas con cerrojo, a extraños y a gente diferente de nosotros; y así te pedimos:
- Señor Jesús, no permitas que cerremos nuestros oídos y nuestro corazón a hermanos que nos gritan sus penas y necesidades; y así te pedimos:
Oración sobre las Ofrendas
En estos signos de pan y vino
reconocemos tu cuidado bondadoso para con todos
y acogemos gozosamente a tu Hijo Jesucristo.
Danos el Santo Espíritu de Jesús
para que nuestro corazón y nuestro amor
crezcan tan anchos como el mundo,
y para que todos compartan
la vida y la alegría que ofreces a todos
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Te damos gracias por la presencia de tu Hijo Jesucristo
en medio de nosotros.
No permitas que neguemos u ocultemos
su palabra y su persona
a todos los que tiene hambre de él, lo sepan o no.
Que seamos palabra y cuerpo de Jesús
para el mundo de hoy,
de modo que nuestras palabras y obras sean eco de su voz
y que nosotros seamos para muchos
la puerta que les conduce a ti,
Dios y Señor nuestro,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Ojalá Jesús no sea un extraño para nosotros, sino alguien cuya voz reconocemos cuando nos grita en los necesitados, en las personas solitarias, en la gente que sufre y que no ha experimentado mucho lo que es justicia y amor. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.