Liturgia viva del lunes. bienaventurada virgen mar?a, madre de la iglesia, memoria obligatoria
LA VIÑA DE DIOS
Introducción Vamos a escuchar la segunda carta de San Pedro, escrita probablemente por alguien que pertenecía al grupo de los discípulos de Pedro, en el siglo II. El autor nos alerta contra falsos maestros y contra el miedo de la segunda venida de Cristo en la Parusía.
Evangelio. La parábola de los labradores o arrendatarios malvados, que arriendan y cultivan la viña, describe con palabras conmovedoras ante todo cómo ama Dios a su pueblo escogido (a Israel, y también a nosotros), como un viñador ama a su viña. Este es un tema muy querido por las Escrituras. Dios planta la viña y la cuida con esmero. Dios toma la iniciativa en el amor. Después deja aparte su trabajo para que los trabajadores lo continúen y desarrollen; se lo confía a ellos y quiere ver cómo da fruto a su debido tiempo. Envía incluso a su propio Hijo. Israel no produjo el fruto esperado. ¿Lo producimos nosotros?
Colecta Oh Dios bondadoso, tú nos amas. Hoy nos preguntas a nosotros: “Pueblo mío, respóndeme: ¿Qué más hubiera podido yo hacer por ti?” Enséñanos y ayúdanos a responder con todo nuestro ser a tu perdón cotidiano y a tu infinita paciencia, a la riqueza de vida que Jesús nos trae, y a las mociones del Espíritu Santo, para que seamos un pueblo que da fruto duradero. Que sepamos llevar a todos nuestros hermanos una justicia animada por el amor; que aprendamos a compartir como tú compartes con nosotros. Muéstranos tu misericordia por Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Por la Iglesia -que somos nosotros- para que permanezca siempre joven y fiel, e inspire no solo a sus miembros sino al mundo entero con un sentido de firme esperanza y de profundo amor. Roguemos al Señor.
- Por todo el pueblo cristiano: para que sepamos mostrar paciencia y compasión hacia el pueblo descarriado y a los que nos decepcionan; que sepamos aceptarlos como el Señor nos acepta a nosotros… Roguemos al Señor.
- Y por todos nosotros en esta nuestra comunidad, para que seamos agradecidos porque el Señor nos ha constituido como su viña y como sus arrendatarios, de quienes espera mucho fruto… Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, siempre fiel a tu alianza con nosotros: traemos estos dones de pan y vino ante ti para celebrar cómo has sellado con nosotros, tu pueblo escogido, un pacto nuevo y eterno por medio de la muerte y resurrección de tu Hijo. No permitas que nos volvamos orgullosos de ser el pueblo que tú amas, sino ayúdanos a ser dignos de tu confianza y a darte una respuesta de fe profunda expresada en nuestro servicio a los hermanos. Te pedimos nos lo concedas por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor, Dios todopoderoso: en esta eucaristía tu Hijo Jesús ha sido para nosotros tu palabra alentadora y tu alimento reconfortante para construir tu Reino entre los hombres. Afianza nuestra esperanza de que Cristo permanecerá siempre con nosotros y de que Él es el fundamento sobre el que construimos la comunidad. Danos fuerte sentido de inventiva y de creatividad para compartir, con todos los que quieran escucharla, la Buena Noticia que nosotros hemos recibido. Y haz que sepamos responder generosamente a tu amor siempre fiel. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, nuestro Señor.
Bendición
Somos viña del Señor, pueblo querido con cariño por Dios. Por eso tenemos que corresponder al amor de Dios. Él nos envía a proclamar de palabra y de obra su Buena Noticia, con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.