Liturgia viva del jueves. transfiguración del señor, fiesta
UNA VISIÓN ANTICIPADA DE LA GLORIA
Saludo
      Hoy Dios nuestro Padre nos dice:
    Este es mi Hijo amado.  Escúchenle.
    Que la Palabra de  nuestro  Señor Jesucristo
    resuene en sus corazones  y en sus vidas.
    Que el Señor esté  siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
      Según San Lucas, cuando Jesús está a punto de partir hacia Jerusalén para  llevar a cabo su “éxodo”  a través de su  pasión y muerte, la luz de su resurrección se proyecta ya anticipadamente sobre  él en el misterio de su Transfiguración.   Ocurre como una anticipación alentadora   de su gloria, para fortalecerle en su camino hacia el  sufrimiento.     Poco  antes  de   la  Pasión,   cuando  la  fe  de  los  apóstoles  se  verá 
   seriamente  probada, Jesús les muestra su verdadero rostro, transfigurado por la luz de  Dios. Moisés y Elías, la Ley y los Profetas, también dan testimonio de Jesús.  Éste es el Hijo predilecto de Dios: escúchenle; miren más allá de las  apariencias. Esta visión y este mismo mensaje lo recibimos nosotros en esta  eucaristía de hoy.
Acto Penitencial 
    ¿Intentamos comprender  mejor a Jesús
    y ver su presencia en  nuestra vida como algo verdadero y real?
    ¿Le escuchamos en  nuestra vida? 
   Examinémonos sinceramente.   
    (Pausa)
   Señor, tú desvelaste tu glorioso rostro
   para fortalecer la fe de los apóstoles.
   Muéstrate también a nosotros. 
   Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, Jesucristo, tú te sentiste fortalecido
   en tu camino hacia el sufrimiento y la muerte.
   Ven con nosotros cuando sufrimos
   e inspíranos a estar firmes al lado de los que sufren.
   Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tu Padre desde el cielo 
   nos dijo  que te  escucháramos.
   Abre nuestros oídos y nuestros corazones a tu mensaje.
   Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, 
   y perdona todos nuestros pecados.
   Haznos más conscientes y atentos a tu cercanía
   y llévanos a la vida eterna. Amén.
Oración Colecta
      Roguemos al Señor
    que nos ha hecho sus  hijos e hijas
    en Jesucristo, su Hijo  predilecto.
    (Pausa)
    Señor Dios nuestro:
   En la transfiguración de Jesús
   iluminaste los ojos de la fe de tus apóstoles
   para que pudieran ver más allá de las apariencias, 
   y reconocer a Jesús como tu Hijo amado. 
   Fortalece también nuestra fe
   en la persona y mensaje de tu Hijo.
   Ayúdanos a reconocer algo de su rostro
   en nuestros hermanos
   y a encontrarle siempre en los otros, 
   para que caminemos con él 
   y participemos de su gloria 
   por los siglos de los siglos.
Primera Lectura (Dn 7:9-10, 13-14): El Hijo del Hombre
      En tiempo de persecución el profeta tiene una visión de un mundo  transfigurado.  El “hijo del hombre”   –que simboliza al pueblo de Dios, quizás al  Mesías–  ya no sufrirá más, sino que  será honrado y participará en la gloria de Dios.
Segunda Lectura (2 Pe 1:16-19):   Como una Lámpara que Ilumina el Camino
      Los apóstoles presentes en la Transfiguración no se percataron  de lo que 
   allí estaba  pasando. Más tarde   -después de la Resurrección-  comprendieron y testificaron que Jesús no es  un mito, sino el fundamento de la fe y de la vida.
Evangelio  (Mc 9:2-10) 
      Después de que Jesús habló a sus apóstoles sobre su próximo sufrimiento, él  y sus apóstoles  -y nosotros también con  ellos-  experimentan una extraordinaria  visión, como anticipando la gloria y resurrección que llegará más tarde.
Oración de los Fieles 
    Con toda confianza oremos  confiadamente a Dios Padre, porque nos ha aceptado como sus hijos e hijas en su  amado Hijo Jesucristo. Digámosle:  R/ Padre, que vivamos en la luz de  Cristo  (o bien: Padre, que Cristo tu Hijo nos ilumine).
   -Para  que el rostro de la Iglesia pueda reflejar siempre la luz del Cristo glorioso;  que la gloria de la Iglesia no consista en   riqueza o en poder mundano, sino en el modesto brillo del evangelio,  hecho vida y misión, roguemos al Señor.
   -Para que la espiritualidad  de las Iglesias Ortodoxas, que está marcada 
   por el misterio de la Transfiguración, inspire también más a la Iglesia Católica,  y nos lleve a todos a acercarnos a la unidad, roguemos al Señor.
- Para que los artistas sigan revelándonos los esplendores de la creación
de Dios; y los científicos descubran los secretos del universo y los usen sabiamente para el desarrollo y progreso de la gente y del mundo, roguemos al Señor.
- Para que iluminemos nosotros, con palabras de ánimo y esperanza, los rostros de los que sufren; para que aprendamos de Cristo a encontrarnos los unos con los otros sin máscaras o pantallas engañosas, y que todos juntos sepamos buscar la luz de la verdad y del amor, roguemos al Señor.
- Para que seamos hombres y mujeres liberados en Cristo, comprometidos a transformar este mundo con justicia, verdad, paz y libertad para todos, y que aprendamos a amarnos unos a otros como Dios nos ama en Cristo Jesús, roguemos al Señor.
Oh Dios Padre, tu gloria iluminó el rostro de Jesús, tu Hijo amado. Que su luz venga sobre nosotros como un amanecer lleno de promesas. Créanos de nuevo, a nosotros y al mundo, en Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
       Señor Dios nuestro:
    Lo único que vemos ante  nosotros
    no es más que un trozo  de pan 
   y una copa con un poco de vino. 
    Sin embargo,  creemos que enseguida
    estos elementos se  convertirán 
   en el cuerpo y la sangre de Jesús.  
    Que él venga vivo a  nosotros en la comunión
    y nos guíe con su Santo  Espíritu  
   para que con él oigamos tu llamado
   y caminemos en medio de las dificultades y alegrías de la vida
   con rostros iluminados por la esperanza
   con la certeza de que tú has preparado para nosotros
   una gloria y una felicidad
   que permanecerán para siempre,
   por los siglos de los siglos.   
Introducción a la Plegaria Eucarística
      Con Jesús nuestro Señor, Hijo amado de Dios, damos ahora gracias y alabanza  al Padre, seguros de que el mismo Padre va a aceptar nuestra ofrenda.
Invitación al Padre Nuestro
      Oremos a nuestro Padre del cielo
   que nos dijo que escucháramos a su Hijo amado.
   Le hemos escuchado, y con Jesús 
   rezamos la oración de los hijos de Dios:  R/, Padre nuestro…
Líbranos, Señor
      Líbranos, Señor, de todos los males
    y concédenos la paz en  nuestros días.
    Guárdanos de la  indiferencia y ansiedad
    y ayúdanos a ver, 
   más allá de los acontecimientos de la vida, 
   la realidad más profunda de las cosas y las personas.
   Ayúdanos a ver tu mano que nos guía 
   y tu amor que nos conforta
   y a escuchar siempre y prontamente llamado, 
   mientras esperamos con gozo la gloriosa venida
   de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Invitación a la Comunión
      Éste es el cuerpo de Jesucristo, el Señor,
   Hijo amado del Padre.
   Su gloria se nos oculta, está escondida;
   sin embargo él es luz en nuestra oscuridad
   y es transfiguración de nuestras vidas.
   Felices nosotros, que, aunque no hayamos visto su gloria, 
   creemos que él es nuestro Señor y Salvador.
   R/ Señor, yo no soy  digno…
Oración después de la Comunión
      Señor Dios nuestro:
    Por el poder de Jesús,  nuestro Señor transfigurado,
    nos llamas a transformar  nuestro mundo
    a imagen de Jesucristo,  tu Hijo.
    Arranca nuestras máscaras.
   Que nos podamos encontrar
   y aceptar unos a otros como somos
   y que juntos intentemos ser
   aquello a lo que tú nos has llamado.
   Danos la gracia de comprometernos 
   en favor de la justicia y la fraternidad
   para que atinemos a cambiar este duro y frío mundo  
   en un signo y detalle  de que tú  estás con nosotros,
   por medio de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.
Bendición
      En su transfiguración,  Jesús reveló  su identidad más íntima.
   Ojalá creamos en él como fuente de toda transfiguración
   de nosotros, de nuestra mentalidad, de esta tierra.
   Y que Cristo sea nuestra fuerza para   trabajar hacia esa transfiguración, con la bendición de Dios  todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. R/ Amén.
 
				 
                    
