Liturgia viva del jueves. santa teresa del niño jesús, virgen y doctora de la iglesia, memoria obligatoria
MISIONEROS Y POBRES (Año II. Job 19, 21-27; Lc 10,1-12)
Introducción
  Año II. Nada puede destruir  la fe de Job en Dios. A pesar de todo su sufrimiento,  sabe que Dios vive y es su Redentor. Job sigue convencido de que Dios no quiere aplastar a la gente.
Evangelio. Poca gente se impresiona por el hecho de que un obispo viva una vida de pobreza en un gran palacio o de que los sacerdotes, religiosos y religiosas son sobrios y comedidos en su vida personal cuando utilizan ricos y poderosos medios e instituciones para llevar a Dios al pueblo. Los misioneros, por muy entregados y serviciales que puedan ser, no son muy convincentes, y encuentran gran dificultad en edificar comunidad, si importan desde el extranjero poderosos medios, utilizados para el ministerio pastoral. —  Cuando Jesús envía a sus misioneros a evangelizar a los pobres, él quiere que sean, como él, pobres entre los pobres. La verdadera y evangélica pobreza es un ideal difícil de conseguir. Pero ¿nos mueve todavía ese ideal?
Oración Colecta
  Señor Dios nuestro:
  Tú no posees nada, porque lo eres todo.
  Tu propio Hijo nació, vivió y murió en pobreza. 
  Señor, primeramente haznos conscientes
  de la pobreza de nuestro propio corazón, 
  para que estemos dispuestos 
  a escuchar, a esperar y a recibir 
  con la misma actitud de los pobres,
  y para que aprendamos a dar generosamente
  lo que tenemos y lo que somos, 
  como hizo Jesús, tu Hijo, 
  que vive contigo y también con nosotros
por los siglos de los siglos.
Intenciones
  – Por los misioneros, para que vayan al pueblo al que son enviados con humildad y con pobreza de medios, roguemos al Señor.
  – Por los evangelizadores, para que descubran con respeto  todo lo bueno que hay en las mentes y corazones del pueblo y su cultura a los que son enviados, roguemos al Señor.
– Por las Iglesias jóvenes, para que arraiguen con  profundidad en el alma de su propio pueblo como comunidades de fe y amor, y que así  enriquezcan a toda la Iglesia Universal, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
  Señor Dios nuestro:
  Tu Hijo Jesucristo va a venir a nosotros,
  aquí ahora sobre el altar,
  para entregarse a nosotros
  en la pobreza de un trozo ordinario de pan
  y de un sencillo sorbo de vino. 
  Haznos disponibles, junto con él, 
  para vivir con la única seguridad
  de saber que estamos en tus manos
  y de que tú dispones a la gente en su corazón
  para aceptar la Buena Nueva de salvación
  por medio de nosotros, 
  si nos volvemos pobres y disponibles para el reino
junto con Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
  Señor Dios nuestro:
  Tu Hijo envió a sus discípulos
  a predicar la Buena Nueva de salvación
  con una pobreza de medios que desarma.
  Libra a tu Iglesia
  de la permanente tentación 
  de intentar impresionar a la gente 
  con riqueza, poder y prestigio.
  Hazla una Iglesia humilde y servidora
  que no solo conozca lo que es la pobreza
  sino que también tenga el difícil valor de vivirla
con la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
  Hermanos: Hay una abundante cosecha esperando. La paz del reino de Dios hay que llevarla a muchos. ¡Iglesia: Adelante por el camino del evangelio!
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.
 
				 
                    
