Liturgia viva del Jueves de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario. San Clemente I, papa y mártir. San Columbano, abad
LLORA CONMIGO, PUEBLO MÍO
Introducción
Lectura.- El sacerdote y líder Matatías rechaza los honores y el poder que le prometen si renuncia a su fe y ofrece sacrificio en honor del Rey Antíoco IV Epífanes de Siria. Él comienza la rebelión abierta del pueblo judío, rebelión que es a la vez religiosa y política.
Evangelio.- Lucas escribió este evangelio cuando el Templo de Jerusalén había sido ya destruido. — ¿Cómo es posible que el pueblo Judío, como pueblo propio de Dios, que había sido tan celoso luchando por la lealtad al Dios de la Alianza, no reconociera a Cristo, el esperado? No nos corresponde a nosotros condenar, como erróneamente los cristianos han hecho con frecuencia en el pasado. Con Jesús lloramos sobre la ciudad y sobre su gente, y rogamos y nos esforzamos para que el pueblo judío también encuentre a su Mesías. Y mientras tanto, conozcamos también los caminos de paz del pueblo de Dios, y reconozcamos el tiempo en el que nos visita el Señor.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Buscamos el camino de la paz de Jesucristo, tu Hijo.
Que ojalá seamos tu pueblo escogido,
reconociendo día a día el tiempo de tu visitación.
Deseamos que hoy mismo sea el momento
en que estemos abiertos a tu venida,
acogiendo las palabras que nos hablas,
acogiendo a la gente que encontramos
y a los que claman por compasión
y por un poco de calor humano.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Intenciones
- Señor Jesús, lamentamos y pedimos perdón porque a veces hemos sido negligentes y fríos a tu amor; perdónanos, te rogamos.
- Señor Jesús, para que los que han oído tu llamado a seguirte, pero rehusaron responder, estén listos de nuevo para caminar contigo, te rogamos.
- Señor Jesús, para que nuestras comunidades oigan de nuevo tu llamado a estar profundamente unidas de mente y corazón, te rogamos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Como prenda de nuestra fidelidad
a los vínculos de la Alianza
traemos ante ti este pan y este vino.
Acéptalos, y acéptanos a nosotros con tu Hijo,
y guárdanos siempre unidos en él
como pueblo que tú amas.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo lloró sobre su propio pueblo
del que había nacido
y al que amaba con todo su corazón.
Que no llore Jesús sobre nosotros
porque somos infieles a la Alianza,
sino que, por la fuerza de esta eucaristía,
sepamos buscar lo que nos proporciona tu paz:
es decir, tú y tu reino de integridad y bondad.
Concédenos esto por medio del fiel servidor,
tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Se nos pide que reconozcamos la venida del Señor no en un pasado lejano, sino ahora, hoy, en nuestras vidas y en nuestras comunidades.
Que Dios todopoderoso les dé su gracia y les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.