Liturgia Viva del Jueves de la XXV Semana del Tiempo Ordinario
Introducción
Hoy, en esta primera lectura, escuchamos a un hombre que está perplejo: Qoheleth, el Eclesiatés, el predicador (el hombre que habla en la asamblea) que anda en busca de respuestas a los problemas de la vida; él es aparentemente un hombre desilusionado; “El inspirado pesimista”, como algunas veces se le llama, pero de todos modos es un creyente, y tiene que haber respuestas.
Evangelio. También Herodes estaba perplejo acerca de este hombre Jesús. Quería ver a este extraño profeta sobre el que corrían tantos rumores. — ¿Nos dejan perplejos a nosotros también Jesús, el evangelio, la vida y nuestra fe? ¿Estamos nosotros en constante búsqueda del sentido más profundo de nuestra vida cristiana?
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú viniste para hacer nuevas todas las cosas
por medio de Jesucristo, tu Hijo.
Que él nos cuestione,
pero también cuestionémonos a nosotros mismos
si le damos en nuestras vida
el lugar que merece.
Que él dé sentido a todo lo que somos y hacemos
porque él es nuestro Señor resucitado
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Señor, mantennos siempre buscando comprenderte mejor a ti y a tu evangelio, te lo pedimos: R/ Te rogamos, óyenos.
- Señor, que nuestra fe sea como una luz que nos haga ver el sentido de nuestras vidas, te lo pedimos: R/ Te rogamos, óyenos.
- Señor, danos paciencia con los que son laxos en su fe, para que nosotros no extingamos la mecha a punto de apagarse, te lo pedimos: R/ Te rogamos, óyenos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Por medio de esta ofrenda de pan y vino
tu Hijo aparecerá en medio de nosotros
sobre este altar
como el Señor de la vida.
Que él toque nuestros corazones,
para que creamos plenamente en él
y para que estemos vivos
con la vida divina que él nos trajo
al venir al mundo.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Somos privilegiados de conocer a Jesús, tu Hijo:
Él nos ha hablado ahora
y compartido su mesa con nosotros.
Suscita en nosotros vivos deseos
de verle y reconocerle
en los acontecimientos de la vida
y en la gente que nos rodea,
para que la vida no sea vacía y vana,
sino siempre llena, nueva y hermosa
en Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: ¿Es todo realmente en vano? ¿Que la vida no tiene sentido? En momentos de dudas y cuestiones profundas, nos hacemos quizás esas preguntas. Pero entonces recordamos que somos gente de fe, y que nuestra fe y nuestra vida tienen un profundo sentido.
Que el Señor les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.