Liturgia Viva del Jueves de la V Semana de Cuaresma
FE EN LA PALABRA DE DIOS ALIANZA
(Gn 17,3-9; Jn 8,51-59)
Introducción
Nuestra comunión con Dios, nuestra salvación, depende de la fe. Dios ofrece una Alianza; nosotros tenemos que fiarnos de la palabra de Dios. Abrahán creyó en la palabra de Dios y su fe cambió su propio destino (de ahí su nuevo nombre) y el de su pueblo. Muchos judíos no creyeron y se desconectaron de sus antepasados y del nuevo pueblo de Dios. — Dios nos habla a nosotros por medio de su Palabra Viva, que es una persona: Jesucristo. Si creemos en él, por el bautismo nos convertimos en el nuevo pueblo de la nueva Alianza, y la Tierra Prometida será nuestra.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Por tu Hijo, Jesucristo,
tú nos has dado un nombre nuevo,
el nombre de tu mismo Hijo:
por eso nos llamamos ahora “cristianos”.
Haz que sepamos vivir según este nuevo nombre
hasta llegar felizmente a nuestro nuevo destino,
que es ser hombres y mujeres “para-los-demás”,
que sirvamos y nos entreguemos totalmente a los otros
juntamente con Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Intenciones
– Señor, Jesús, te rogamos por los que no pueden o no quieren creer en ti. Que al menos sean personas que sigan los dictados de su conciencia, y así decimos:
– Señor, Jesús, danos la gracia de creer en tu palabra y de guardarla y cumplirla en nuestra vida diaria, y así te decimos:
– Señor, Jesús, te rogamos para que el pueblo judío se acerque más a nosotros, cristianos, a través de la fidelidad a la Alianza que sellaste con Abrahán, y así te decimos:
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios:
Tú hablas por medio de tu Palabra Viva en medio de nosotros,
tu Hijo, Jesucristo.
Danos fe, una fe bien fuerte,
para que creamos firmemente
en su presencia entre nosotros
y para que nosotros mismos
seamos su presencia palpable
en el mundo de hoy.
Haznos participar de su Espíritu
para que la gente lo acepte a él en nosotros,
ya que él es nuestro Salvador y Señor
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor, Dios nuestro:
En los días en que nuestra vida
parece monótona y gris,
y cuando nos impacientamos con nosotros mismos,
nos cuesta tremendamente percatarnos
de que tu Hijo está presente entre nosotros.
Danos una fe confiada
de que él está aquí para nosotros y con nosotros,
para alzarnos sobre nosotros mismos
y para darnos esperanza en tu futuro prometido.
Ayúdanos a ser profundamente conscientes,
de que tú te has vinculado fuertemente a nosotros
y que compartes nuestro destino
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Ojalá sepamos guardar la Palabra del Señor no sólo en nuestras mentes, sino también en nuestras obras, para que un día gocemos de la Tierra Prometida, la vida eterna. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.