Liturgia Viva del Jueves de la I Semana de Cuaresma
NO HAY NADIE QUE ME AYUDE SINO TÚ
(Esd 14,1.3-5.12-14; Mt 7,7-12)
Introducción
La oración da a conocer toda la riqueza de la bondad de Dios para con nosotros. Dios no puede rechazarnos cuando nos volvemos con confianza a él desde nuestra miseria humana, desde nuestras necesidades, también desde nuestras alegrías, incluso desde nuestro silencio cuando no sabemos qué decir. Pero la razón última de su generosidad no es tanto lo que le pedimos, sino su bondad. Él es bueno; goza dando, y dándose. Da con alegría. Y da siempre más de lo que se le pide.
Oración Colecta
Señor, Dios nuestro:
Tú eres un Padre generoso,
que nos das lo que es bueno para nosotros
simplemente porque nos amas.
Danos un corazón agradecido, Señor,
para que aprendamos de ti
a dar y compartir sin condición alguna,
sino sencillamente con amor y alegría,
como Jesús hizo entre nosotros,
tu Hijo, que vive contigo y con nosotros
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que la Iglesia juegue con entusiasmo su papel de intercesora, considerando y asumiendo las necesidades de todos como suyas propias, roguemos al Señor.
- Para que el pueblo de Dios ore no solamente para pedir auxilio cuando tiene problemas y necesidades urgentes, sino también para expresar su admiración, gratitud, alabanza y alegría, roguemos al Señor.
- Para que los que no saben a quién acudir en sus miserias encuentren al Señor, que se les haga visible en hermanos bondadosos, generosos y compasivos con ellos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre bondadoso:
Dígnate darnos ahora el pan de vida:
danos a tu Hijo Jesucristo, en esta eucaristía.
Que él permanezca con nosotros
y nos transforme en generosos dadores,
que no pongamos precio a nuestros dones.
Que lleguemos a hacer lo que él mismo hizo,
no dar solo regalos,
sino darnos a nosotros mismos
para que los hermanos lleguen a conocerte
como Padre bondadoso de todos,
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre de todos,
más cariñoso y bueno
que cualquier madre con sus hijos:
Nosotros no tenemos a nadie sino a ti
y a tu Hijo entre nosotros
para percibir nuestras necesidades,
incluso antes de que podamos expresarlas.
Escucha bondadoso nuestra oración, Señor;
te pedimos generosidad y amor,
apertura a ti y a todos los hermanos,
para que sepamos escuchar
los angustiosos clamores de los otros
mientras tú acoges nuestras plegarias,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Nuestro Señor nos asegura hoy: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Que ojalá todos nosotros seamos hombres y mujeres que confían en la oración.Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.