Liturgia viva del jueves. bienaventurada virgen maría del monte carmelo, memoria obligatoria
LES DARÉ DESCANSO
Introducción
Primera Lectura. Isaías dirige una bella y patética oración, anhelando a Dios. Pide por la paz y espera un renacimiento para su pueblo. Esa oración representa la plegaria del justo en medio de su pueblo.
Evangelio. Los débiles y pobres están abiertos al amor de Jesús, porque son conscientes de que son frágiles y vulnerables. Él les dará alivio y reposo, y les hará saber que lo que Jesús les exige es carga ligera y liviana, porque se lleva con amor. Ellos encontrarán descanso en él.
Colecta
Oh Dios, de corazón bondadoso: Tú nos has mostrado visiblemente tu amor en tu Hijo Jesucristo, hombre como nosotros, y, a través de él, te has ligado a nosotros con un vínculo de amor siempre fiel. Acepta nuestra acción de gracias y ayúdanos a proyectar y reflejar tu amor, para que, como tú y como Jesús, no tengamos miedo de mostrar interés y afecto hacia los otros, y de servirles generosamente, sin que los inconvenientes nos paralicen. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
Pidamos al Señor que nos haga conscientes de lo débiles y vulnerables que somos, para que simplemente pidamos su ayuda cuando sintamos angustia y aflicción. Roguemos al Señor.
Por todos los que están cansados de la vida y no ven solución a sus problemas, para que se vuelvan hacia el Señor llenos de confianza. Roguemos al Señor.
Por todos nosotros, para que sepamos llevar las cargas de nuestros hermanos, que serán livianas para nosotros ya que lo hacemos porque son hermanos y hermanas nuestros. Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, fuente de todo amor: Tu Hijo Jesús se dio totalmente a ti, como ahora se da totalmente a nosotros en esta celebración eucarística. Que aprendamos, Señor, de él a ayudar a los otros a llevar sus cruces y a hacer brotar de su interior lo mejor de sí mismos. Danos la gracia de amar tan fiel y generosamente como él, para que él viva entre nosotros, ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro: Tu amor latió en un corazón humano cuando tu Hijo vivió en medio de la gente como uno de nosotros. Ayúdanos a llegar a ser uno con él y a tener un corazón tan grande como el suyo. Que nosotros prefiramos en nuestro amor, como lo hizo él, a los que son menos amados y que, por ello, son los que más afecto necesitan, para que les podamos llevar un poco de tu calor y amar, a través de ellos, a Aquél que es Señor nuestro, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Ojalá que nuestra vida cristiana sea un himno de gratitud a la iniciativa del amor de Dios y al continuo cuidado de Jesús. Que el Dios de amor les bendiga, el Padre, e Hijo y el Espíritu Santo.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.