Liturgia Viva del III Domingo de Pascua
TERCER DOMINGO DE PASCUA (Ciclo B)
- Marcado con Heridas
- Morir y Resucitar con Cristo
Saludo (Ver Primera Lectura)
Dios ha glorificado a Jesús, su siervo,
el Santo, el Justo,
el príncipe de vida.
Dios le resucitó de entre los muertos
y nosotros somos testigos de ese acontecimiento.
En su nombre estamos reunidos aquí.
Que el Señor Resucitado esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
- Marcado con Heridas
Nuestra fe en el Señor Resucitado es una fe concreta, una fe en alguien que ha resucitado, sí, pero que no es un “fantasma”, ni un producto de la imaginación, sino alguien real y totalmente como nosotros en todo menos en el pecado, sin excluir heridas, cicatrices y dificultades. ¿Es éste el Cristo en quien creemos, que camina con nosotros en el camino de la vida, que nos sostiene con su amor y fortaleza cuando tenemos problemas y nos sentimos heridos? Él ha resucitado realmente, y viene con nosotros para ayudarnos a levantarnos ahora ya en esta vida por encima de nuestros problemas, temores y cobardía, hasta que nos acoja en su eterna alegría y felicidad. Que sea este Jesús el que esté con nosotros, con el que nos podemos identificar y del que damos testimonio en la vida de cada día. - Muriendo y Resucitando con Cristo
¿Acaso no tenemos todos, con frecuencia, experiencia en nuestra vida de cometer disparates y compensarlos, de dar un traspié y ponernos firmes otra vez, de caer y levantarnos de nuevo? Esto no es sólo una imagen o metáfora, sino que es básicamente la realidad misma como resurrección; para un cristiano esta vida es ya un repetido morir y resucitar con Cristo. La resurrección no es meramente algo que nos ocurrirá en el juicio o cuando entremos a la morada de Dios después de la muerte. La resurrección está aquí con nosotros, de forma bella y repetida. Por la gracia de la Resurrección de nuestro Señor seguimos, incluso ahora, muriendo y resucitando. Compartamos en esta eucaristía el banquete de resurrección con el Señor Resucitado.
Acto Penitencial
Si tuviéramos más fe en la cercanía del Señor Resucitado caeríamos menos en el pecado.
Imploremos el perdón del Señor.
(Pausa)
- Jesús, Señor resucitado, tú nos muestras tus manos y tus pies, pues estás cerca de nosotros.
R/. Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, Señor Resucitado,antes de resucitar sufriste y te entregaste a la muerte para traernos perdón y vida.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros. - Jesús, Señor Resucitado, tú nos invitas a comer contigo para compartir con nosotros tu fuerza y tu vida.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, por el poder de tu amor transfórmanos, perdona todos nuestros pecados y acompáñanos en el camino que nos conduce a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que sepamos vivir la nueva vida de Jesús Resucitado.
(Pausa)
¿quién creerá que tu Hijo ha resucitado
si Él no vive entre nosotros hoy?
No permitas que la muerte del pecado nos atrape,
ya que él nos ha hecho libres por su sangre.
Que su vida se desborde en nosotros,
de modo que fluya sobre los que nos rodean
con obras de perdón compasivo y de generosidad sin medida.
Nútrenos con esa vida en la eucaristía,
banquete de Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Primera Lectura (Hch 3,13-15,17-19): Pedro, Testigo del Señor Resucitado
En esta predicación, Pedro da testimonio firme de que Cristo resucitó de entre los muertos. Pide a sus oyentes volver a Cristo y permitirle que los renueve.
Segunda Lectura (1Jn 2,1-5a): Fieles al Señor Resucitado
Cuando seguimos los mandamientos del amor de Cristo, somos fieles a Cristo Resucitado y crecemos en el amor de Dios.
Evangelio (Lc 24,35-48): Testigos del Señor Resucitado
Jesús se apareció a sus discípulos, que dudaban, para fortalecer su fe de que él había resucitado. Después los envió -como nos envía a nosotros- para dar testimonio de su perdón y de su nueva vida.
Oración de los Fieles
Oh Dios, Padre nuestro, tú nos ayudas a los que acudimos a ti porque tu Hijo Jesucristo permanece con nosotros y habla en nuestro nombre. Te decimos:
R/. Señor, Dios nuestro, escucha a tu pueblo.
- Te pedimos, Señor, que entre nosotros haya más fe, más confianza en el futuro, porque estamos seguros de que Cristo vive y está presente entre nosotros. Y así te decimos:
- Te pedimos, Señor, una actitud más positiva hacia toda clase de vida en la tierra, mayor comprensión y solidaridad entre los pueblos y culturas, sea cual sea su lengua, porque estamos seguros de que tú llamas a todos a la paz y a la amistad. Y así te decimos:
- Te pedimos, Señor, que nos concedas una buena disposición para hacer sacrificios personales, pues estamos seguros de que de esa manera podemos promover la felicidad de la comunidad. Y así te decimos:
- Te pedimos, Señor, el espíritu de amor cristiano y de perdón hacia todos y cada uno de nuestros prójimos, pues estamos seguros de que todos están invitados en Cristo a participar de tu infinita felicidad. Y así te decimos:
- Te pedimos, Señor, por los bautizados en nombre de Cristo, para que sigan las huellas del mismo Cristo; y por todos los matrimonios, para que sean fieles a ti y a sí mismos, ya que tenemos la certeza de que tú eres fiel a ellos. Y así te decimos:
- Te pedimos para nosotros humildad, ya que estamos seguros de que Cristo no ha completado todavía su obra en nosotros y de que tenemos todavía que crecer en esta vida. Y así te decimos:
Oh Dios Padre amoroso, que tu Hijo Resucitado viva entre nosotros, en nuestras palabras y acciones. Oye las súplicas de tu pueblo, a causa de Aquél que permanece contigo y con nosotros, Jesucristo, nuestro Señor, por los siglos de los siglos.
Oración de Ofertorio
Con pan y vino celebramos en esta eucaristía
la presencia de tu Hijo en medio de nosotros,
aquí alrededor de esta mesa
y en la vida de cada día.
Que le podamos experimentar aquí
como el gran don que tú nos brindas
y que permanezca con nosotros
en nuestra inacabada búsqueda
de ser tu pueblo libre de pecado
y de vivir la vida nueva
de Jesucristo Resucitado, nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
¿Dónde puede Jesús estar más cerca de nosotros que aquí en la eucaristía? Él nos habla y le escuchamos; le comemos y bebemos. Aquí él nos asegura que él nos acompaña en nuestro caminar, a veces agotador. Demos gracias al Padre por darnos a Jesús su Hijo.
Introducción al Padrenuestro
y vive en la presencia del Padre
para interceder por nosotros.
Con él oramos a nuestro Padre del cielo:
R/. Padre nuestro…
Líbranos, Señor
y concédenos la fe y la paz en nuestros días
por medio de la presencia de tu Hijo Resucitado.
Que él esté con nosotros en nuestras penas y temores
para que con él podamos superarlos.
Que él esté también con nosotros
en días de risa y de alegría,
para que él haga más profunda nuestra felicidad.
Que la esperanza crezca en nosotros
mientras anhelamos el día de su venida gloriosa
como Señor y Salvador nuestro, Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
que quita el pecado del mundo .
Él murió por nosotros, pero vive para siempre.
Dichosos nosotros de tocarle
y de recibirle como nuestro pan de vida.
R/. Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Hemos gozado de la presencia de tu Hijo entre nosotros
porque nos hemos reunido en su nombre.
Él nos ha proclamado su palabra de vida
y hemos participado en su banquete de salvación.
Que él siga viviendo en nuestra comunidad
por nuestra presencia atenta hacia los otros,
por nuestra fe común expresada
en nuestras obras de amor y servicio,
de gratitud y perdón,
por nuestros esfuerzos en crear un mundo mejor
donde haya justicia y esperanza para todos.
Y de este modo queremos caminar juntos hacia ti
y dar testimonio de que Jesucristo
es Señor y Salvador nuestro, por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Cristo nos llama a dar testimonio de su presencia entre nosotros como nuestro Señor Resucitado.
Vivamos, pues, como nuevo Pueblo de Dios, llenos de fe, esperanza, amor y perdón mutuo.
Y, para que podamos llevar este don al mundo, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.