Liturgia viva del El Cuerpo y la Sangre Santísimos de Cristo
SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
1.Un Pan, un Cuerpo
2.Soy Yo, Que Me Entrego a Uds.
Saludo (Ver Evangelio)
Jesús nos dice hoy en el Evangelio:
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá para siempre; y el pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne”.
Que Jesús, el Señor, nos dé siempre este pany que permanezca siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
- Un Pan, un Cuerpo
¿Dónde, en nuestra vida cristiana, encontramos a Jesús el Señor con más frecuencia y al más profundo nivel? ¿Acaso no es en la eucaristía de cada domingo (o de cada día), donde él se convierte para nosotros en alimento y bebida? ¿Acaso no es éste el centro de toda nuestra vida cristiana? Nuestra fe nos dice: Aquí está el Señor; aquí se nos da a sí mismo, en su cuerpo, alma y divinidad. — Aquí él nos enseña a darnos a nosotros mismos, unos a otros. — Demos, pues, gracias a Jesús que está siempre aquí con nosotros. - Soy Yo, Que Me Entrego a Uds.
Cuando una persona está a punto de morir y da un mensaje de despedida a sus familiares y a sus amigos, sabemos que esas palabras salen del corazón, y nunca las olvidamos. En la víspera de su muerte, en la Última Cena, Jesús dijo: “Éste es mi cuerpo entregado por ustedes; esta es mi sangre derramada por ustedes. Hagan esto en mi memoria”. Allí, como en la cruz, Jesús se dio totalmente a sí mismo, para que nosotros vivamos, y nos pidió que hagamos nosotros lo mismo, para que otros vivan. Celebremos este sublime misterio ahora en esta eucaristía.
Acto Penitencial
En la eucaristía Jesús nos hace participar en su vida, pero nuestros pecados nos impiden ser como Jesús.
Pedimos ahora al Señor que nos perdone.
(Pausa)
- Señor Jesús, tú multiplicaste el pan para dar de comer a una muchedumbre hambrienta:
R/ Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, tú te diste a ti mismo totalmente en la Última Cena y en la cruz:
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, tú tuviste sed y pediste a la mujer junto al pozo agua para beber, y sin embargo ahora tú te das a ti mismo como nuestra bebida de vida y alegría.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Y llévanos a la vida eterna. R/ Amén.
Oración Colecta
Pidamos al Señor, Jesús, que sea siempre nuestro alimento de vida.
(Pausa)
Tú nos pides que seamos tu cuerpo
para la vida del mundo.
Aliméntanos aquí y ahora con tu palabra de vida,
danos tu cuerpo como comida
y tu sangre como bebida de alegría,
para que logremos ser más semejantes a ti
y aprendamos de ti a vivir
no ya solo para nosotros mismos
sino para Dios y para los hermanos.
Haz que logremos ser una sola mente y un solo corazón,
para que el mundo reconozca
que tú vives en nosotros.
Sé nuestro Señor y Salvador,
ahora y por los siglos de los siglos.
Primer Lectura (Dt 8,2-3, 14-16): Un Alimento para el Pueblo Necesitado
A su pueblo en necesidad en el desierto Dios le dio maná del cielo para comer y agua de la roca para beber, y así pudieran marchar hacia la tierra prometida. Hoy Dios nos da a nosotros la eucaristía, en nuestro camino hacia él.
Segunda Lectura (1 Cor 10,16-17): Un Pan, un Cuerpo
Nosotros cristianos, dice San Pablo, somos uno -o deberíamos ser- como cuerpo de Cristo, la Iglesia, pues compartimos juntos el único cuerpo eucarístico de Cristo.
Evangelio (Jn 6,51-58): Comida y Bebida Auténticas de Vida.
En la eucaristía Jesús es el pan que nos sustenta y nos ayuda a crecer en su vida; él es nuestro vino de alegría y resurrección.
Oración de los Fieles
Oremos para que Jesús, el Señor, sustente a todos los que tienen hambre de él en el camino de la vida. Y digámosle: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Para que en todo el mundo nuestro Señor sea la fuerza de los que reciben su cuerpo y su sangre, y sea su compañero en la vida, roguemos al Señor: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Para que Jesús, nuestro Señor, sea la fuerza de los que comparten su pan con sus hermanos, de forma que sirvan de inspiración para los que no saben todavía cómo compartir, roguemos al Señor: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Para que Jesús sea la fuerza de los que ganan su pan con dificultad y de todos los que o no tienen o han perdido su empleo, roguemos al Señor: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Para que Jesús, nuestro Señor, sea la fuerza de los enfermos que lo reciben en comunión y también de los que no pueden recibirle, para que de algún modo él esté siempre cercano a todos ellos, roguemos al Señor: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Para que Jesús, nuestro Señor, sea la fuerza para todos nosotros, reunidos aquí para la eucaristía; que él sea nuestra alegría y la fuente de nuestra unidad y de nuestra entrega a los hermanos, roguemos al Señor: R/ Quédate con nosotros, Señor.
Quédate con nosotros, Señor, sé nuestra vida y nuestra felicidad, ahora y por los siglos de los siglos. R/ Amén.
Oración de Ofertorio
Así como una comida reúne juntos
a todos los miembros de la familia
y expresa su unidad,
así estamos ahora aquí,
reunidos como una familia en torno a tu mesa.
Reúnenos como a pueblo de tu alianza,
en unidad, amistad y paz,
con amor y con preocupación común
de los unos por los otros.
Que la entrega de ti mismo
llegue a ser carne y sangre en nosotros,
para que tú seas nuestro
Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Introducción al Padrenuestro
que da pan a su pueblo.
Con las palabras de Jesús,
pidámosle el verdadero pan del cielo
que da vida al mundo.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
y concede paz y unidad a tu Iglesia.
Guárdanos libres de pecado
fortalecidos con el alimento de la eucaristía.
Que este banquete nos dé fuerza
para superar nuestros miedos y ansiedades.
Y que nos prepare para la venida gloriosa
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…
Al Partir el Pan
(Es bueno, de vez en cuando, llamar la atención sobre el rito importante del partir el pan, que normalmente pasa desapercibido).
En la cruz a Jesús lo rompieron y aplastaron a causa de nuestros pecados. La noche de la Última Cena Jesús partió el pan de sí mismo para repartirlo a sus discípulos. Él parte de nuevo el pan de sí mismo para nosotros, aquí y ahora en la eucaristía, para que nosotros aprendamos también a compartirnos y a entregarnos unos a otros.
Invitación a la Comunión
el pan bajado del cielo
que nos da vida para siempre.
Dichosos nosotros,
invitados a comer este pan
y a vivir unidos al Señor.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Te damos gracias por habernos dado
tu cuerpo y sangre, todo tu ser,
y por hacernos sentir que somos uno,
como comunidad tuya.
Te pedimos que permanezcas con nosotros.
Fortalécenos para llevar a cabo
tu trabajo de amor, integridad y paz,
y para preparar el pan de nosotros mismos
a fin de compartirlo con otros.
Y que este santo banquete
que celebramos en tu memoria,
en esta fiesta de tu eucaristía,
sea para nosotros el signo y el anticipo
del banquete eterno
que esperamos gozar un día todos juntos contigo
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: En esta celebración eucarística Jesucristo se nos ha dado a sí mismo para unirnos a él y unirnos también a los hermanos.
Él se ha entregado a sí mismo a nosotros, pueblo en marcha y peregrino, como nuestro pan de fuerza y de vida.
Le pedimos que nosotros también sepamos vivenciar esa misma actitud para poder fortalecer a todos los que nos rodean, especialmente a los más necesitados.
Y para llevar a cabo esta misión, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.