San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia
Lc 4, 38-44. Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado.
Mc 3, 7-12. Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer.