Comentario al Evangelio del Viernes 4 de Julio de 2025
Hace poco, no recuerdo bien en qué medio o emisora, oí una frase que me parece certera: “Jesús hablaba con un sentido de humor interesante”. Era alguien que acababa de conocer el cristianismo y expresaba su fascinación por Jesús. Intentaba expresar en español lo que estaba pensando en su lengua, posiblemente inglés.
En el Evangelio de hoy me ha parecido que se da algo de ese “humor interesante”. Como en otros momentos relatados por los evangelistas, Jesús se dirige a un tipo especial de persona: el fariseo. ¿Cómo no recordar aquí la parábola del fariseo y el publicano, tantas veces comentada?
Los fariseos de aquel tiempo y lugar y los de todos los tiempos, con frecuencia son personas piadosas, que creen sinceramente y que tratan de vivir en conformidad con unos principios morales justos. Lo malo es que siempre están (al borde o metidos de lleno) en la soberbia del autosuficiente y en el desprecio al que consideran inferior o “pecador”.
También hay quien es sencillamente un farsante. Me parece que Jesús, en los relatos evangélicos, con los primeros utiliza el humor y la ironía y a los segundos dedica improperios atroces: raza de víboras, sepulcros blanqueados…
En el pasaje de hoy, Jesús se expresa con una suave ironía. Se deja rodear por los que necesitan curación. Y pide misericordia y no sacrificio a los que reprueban su conducta.
¿Qué nos diría a cada uno de los que leeis esto y a quien lo escribe? En el ejercicio piadoso Invocaciones a Nuestro Señor Jesucristo, imploramos su misericordia recitando sus “títulos” (Hijo del Dios vivo, Sabiduría Eterna, Camino, Verdad y Vida…) seguidos del ruego “Ten piedad de mí”. Uno de esos títulos es Médico del alma y del cuerpo. Todos tenemos llagas que curar, heridas, hábitos y deformaciones arraigados. Pidamos a Jesucristo que nos cure. Y acudamos a la intercesión de Santa María, Salud de los enfermos.
Virginia Fernández