Comentario al Evangelio del Sábado 5 de Julio de 2025

Fecha

05 Jul 2025

Como en tantas ocasiones, Jesús pone ejemplos tomados de la vida cotidiana. Como un buen pedagogo utiliza siembras, cosechas, lámparas, vestidos, monedas o banquetes para apoyar en imágenes su enseñanzas. El Evangelio de hoy presenta dos cosas que no hay que hacer: echar vino nuevo en odres viejos o reparar un manto viejo con un retazo de lienzo nuevo. Seguramente sus padres o su parientes y vecinos se lo explicaron cuando era niño.

Los comentaristas suelen detenerse más en el primer ejemplo. Parece más fuerte el espectáculo de un odre reventado que el de un manto echado a perder y, total, los dos ejemplos dicen lo mismo…

No estoy tan segura. Está muy claro que un odre viejo no puede contener vino nuevo y que para recibir el mensaje de salvación de Jesucristo tenemos que convertirnos. Radicalmente, como en la conversación con Nicodemo: hay que nacer de nuevo por el Espíritu. Esto, creo, entusiasma a muchos: es revolucionario, supone un cambio radical, deja atrás prácticas anquilosadas, rigideces absurdas, miedo a la novedad, inmovilismos… No sé si somos conscientes de que esa conversión radical no es exactamente un acto de voluntad humana (cuyo concurso es necesario, por supuesto) sino  un don del Espíritu Santo. Don que hay que pedir humilde y perseverantemente.

El ejemplo del lienzo nuevo en manto usado aporta un matiz distinto: es lo nuevo lo que, de algún modo, tiene que procurar alguna semejanza con lo antiguo, hay que remojarlo antes para que al coserlo no tire del tejido gastado y lo rasgue. Tengo la impresión que Jesús puso este segundo ejemplo para que los que se resisten (en buena medida nos pasa a todos) a esa conversión radical por miedo a perder lo que nos parece una riqueza, abandonemos todo temor y pidamos sinceramente que el Señor envíe su Espíritu y nos haga odres nuevos.

Virginia Fernández

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