Comentario al Evangelio del Miércoles 23 de julio de 2025

Fecha

23 Jul 2025

De buenas a primeras, la santa que celebramos hoy, Santa Brígida de Suecia, se nos queda un poco lejos. Geográficamente: Suecia está lejos de España y más lejos aún de Latinoamérica, donde están la mayor parte de lectores de este comentario (y eso que la orden que ella fundó, Orden del Santísimo Salvador, tiene cuatro monasterios en España, cuatro en Méjico y uno en Venezuela). Y también se nos queda lejos en el tiempo, ya que nació en 1303 y murió en 1373. Eso es el siglo XIV, que en nuestra memoria se queda un poco entre las brumas de un pasado oscuro y bastante desconocido. Aquella Europa medieval se nos antoja un tiempo un poco bárbaro y sin ley.

Pero siempre se puede aprender algo y más de una santa canonizada por la Iglesia. Porque fue una mujer sorprendente y valiente. Casada a los 15 años, como era costumbre de la época, con un noble, tuvo ocho hijos. Pero eso no fue óbice que considerarse cristiana e hija fiel y devota de la Iglesia. Influyó en su marido –los hombres de la época sí que tendían a ser un poco “bárbaros”– y le hizo acompañarla en diversas peregrinaciones. Así llegó a Santiago de Compostela, en España, lo que en la época era un viaje complicado y difícil. Más adelante, al quedarse viuda, decidió fundar una orden monástica y para hacerlo bien se dirigió a Roma a presentar la idea al Papa. En medio de todos estos viajes, siempre tuvo presente a los pobres y necesitados (algo que ha estado siempre presente de una forma u otra en todos los buenos cristianos que ha habido a lo largo de la historia).

El texto evangélico de hoy nos recuerda que los sarmientos no darán ningún fruto si están separados de la vida. Traducido en cristiano: que si no estamos unidos a Jesús, que es la vid, es imposible que demos fruto. Si Brígida fue capaz de dar frutos de santidad para la vida del mundo es porque en toda su vida se mantuvo unida a la vid, a Jesús. Ahí encontró la fuerza para hacer todo lo que hizo, para enfrentarse a las dificultades que encontró y para vivir entregada a la oración y al servicio de los pobres. De todo ello fue capaz porque estuvo siempre bien unida a Jesús. Es suficiente para que pensemos un momento donde estamos nosotros.

Fernando Torres, cmf

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