Comentario al Evangelio del Lunes 21 de julio de 2025
Esto de los signos es complicado. Lo que para unos es un signo clarísimo para otros es algo que carece de significado. Para otros incluso puede ser signo de lo contrario. No en vano hubo gente en el tiempo de Jesús que estaba convencida de que lo que Jesús hacía, lo hacía por el poder del demonio.
Ahora recuerdo que, cuando estábamos en el seminario, hablábamos mucho del testimonio. Decíamos que teníamos que dar testimonio con nuestro estilo de vida, con nuestra forma de hablar y comportarnos. Y criticábamos a la iglesia y a sus comunidades porque nos parecía que no daban testimonio del Evangelio, de la buena nueva de Jesús. Y no nos dábamos cuenta de que la realidad es la que es, de que el testimonio, los signos, son siempre ambiguos, dependen mucho de la situación del que los observa. Y que mucho más importante que el signo es hacer lo que creemos que tenemos que hacer. No vaya a ser que terminemos haciendo lo que hacemos para quedar bien, para que nos vean, para la galería.
Tenía razón Jesús. Los judíos que pedían un signo para creer en él, en el fondo no querían creer. Ningún signo les iba a llevar a la fe. Porque la fe es una decisión personal. Ni el signo de Jonás ni la sabiduría de Salomón, ni un milagro que haga ocultar el sol a mediodía, hará que crean los que no quieren creer. Ni por supuesto la vida ejemplar de muchos cristianos que en tantas partes se están dejando la piel para servir a sus hermanos, especialmente a los pobres y necesitados. Desviarán la atención hacia las riquezas de la iglesia o hacia los comportamientos pecaminosos de algunos cristianos, todo para darse una razón para no cambiar de vida, para no aceptar que el mensaje del Reino tiene tal fuerza en sí mismo, que va más allá de esta pobre Iglesia que lo difunde. Bien decía Pablo que “llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros” (2 Cor 4,7).
Así que, como Jesús, menos preocuparnos del que dirán y de los signos y más dedicarnos a hacer lo que tenemos que hacer para construir el Reino. Como Jesús.
Fernando Torres, cmf